Aquí no es Miami
Fernada Melchor
Ante este libro nos nace la pregunta ¿es posible narrar la violencia? La respuesta es, sí. La violencia en la literatura como personaje es, creo, la razón para que la escritora mexicana FERNANDA MELCHOR, escriba estos desgarradores relatos. “Aquí no es Miami” es el primer libro de Fernanda Melchor, publicado en 2013, un año después de concluida la supuesta guerra contra el narco, una de las más grandes crisis sociales en la historia de México y especialmente de su región Veracruz. Debo decir que este libro lo leí escuchando la música, Tacumba son Jorocho, del poeta, luthier y cantautor Malcolm Hernández, a quien conociera en Friburgo y tuviera el privilegio de presentar uno de sus libros de poemas. Esta música ambientó la lectura y me hizo leer este libro de 159 páginas en una sentada.
Bien, para contextualizar los relatos de Melchor hay que partir diciendo que a inicios de las décadas de 1980 y 1990, el estado de Veracruz, en la costa del Golfo, experimentó un crecimiento constante de un comercio de drogas ilícitas, controlado en gran medida por el Cartel del Golfo y su rama notoriamente brutal, “Los Zetas”, que se nos cuenta en “Veracruz se escribe con Z”, título del último relato de este libro. Desde entonces el estado y en particular la ciudad de Veracruz, se convirtió en campo de batalla de carteles y organizaciones criminales. La escalada de violencia y corrupción quizás se volvió más notoria en 2016 cuando el entonces gobernador estatal Javier Duarte huyó de México luego de ser sorprendido malversando millones de dinero estatal y asociándose con organizaciones criminales. Su nombre se ha convertido en sinónimo de corrupción e impunidad llevadas a un extremo casi ridículo, y las raíces tóxicas y las implicaciones del crimen y “el duartismo” están bien documentadas en las páginas de “Temporada de huracanes” del año 2020, de la misma autora, que trata sobre el asesinato de una bruja moderna en un pueblo pequeño y supersticioso.
Para muchos de nosotros México, en las noticias internacionales, se ha transformado en sinónimo de violencia y la gran labor literaria que hace Melchor, con mucho éxito, es encontrar nuevas formas de describir su experiencia de violencia. Desde los relatos de Mariano Azuela, “Los de abajo” hasta hoy con la escritura de Valeria Luiselli, se han encontrado diferentes formas de describir las brutales consecuencias de la pobreza, los delitos relacionados con las drogas y la migración en tierras mexicanas. Leyendo este libro me acordé del libro “La voluntad y la fortuna» de Carlos Fuentes que está narrado por una cabeza decapitada, que flota en el mar, una cabeza sin cuerpo en una brillante analogía y que con ella su autor nos muestra de manera brillante, entre otros temas, como la violencia se va “cotidianizando” en la vida de los hombres y las mujeres que la sufren. Hoy por hoy, para muchos de nosotros la violencia como entretenimiento se presenta de forma brillante en series de televisión como “Breaking Bad” y “Narcos”, es por eso que los relatos de Melchor y otros, con su creatividad e imaginación, nos ayudan a lectores a enfocar la atención en la impactante realidad de la violencia real y no cinematográfica. Aunque a veces la realidad supera la ficción, basta leer el relato “Una cárcel de película”, en el que se nos cuenta como Mel Gibson consigue, con dinero pagado a muchas autoridades locales, desocupar una cárcel para grabar su famosa película, donde el actor y director quería que “todo fuera muy real”. Por esta razón se contrataron a muchos delincuentes, que estaban en esa cárcel, como extras para la película, lo mismo que a los miembros de la policía, mostrando esa banalización del crimen y la violencia.
Por esta razón creo que el método de Fernanda Melchor es hacer que la violencia sea endémica en su escritura como lo es en la vida diaria de los habitantes de Veracruz. Cuando introduje esta reflexión dije que la autora presenta la violencia como un personaje más, como alguien que se abre paso en cada una de sus páginas, muchas de éstas están llenas de horrores, donde sus personajes son violentados por la violación, el asesinato y la brutalidad humana. Algo que llama mucho la atención al leer estos relatos es que no nos causa ningún shock, eso es tremendamente impactante. Esto lo logra Melchor porque los relatos están increíblemente trabajados y ofrecen una escritura pulida, cuidada, y consciente de saber cómo dotar con una gran tensión narrativa a cada una de las historias que va desgajando en este libro.
Otro gran logro de estos relatos de Melchor es que nos permiten trazar una cartografía de la violencia en la región veracruzana, es por eso que Veracruz se nos presenta como lugar arquetípico lleno de desesperanza y muerte; es una ciudad sombría y oscura, peligrosa y aterradora; un lugar despiadado habitado por gente desesperada. Un lugar de hambre y codicia; un lugar marcado por la ambición y también por la falta de ella; un lugar donde no hay finales felices y tampoco hay tiempo para descansar. El horror está presente como hilo conductor, un horror real, que se siente, incluso, en el caso de una de las crónicas, “La casa del estero”, que es un relato soberbio, un cruce entre el relato de terror sobrenatural y la crónica periodística; o la sórdida historia de la reina del carnaval que asesinó a sus hijos, relatado en “Reina esclava o mujer”; o la “fiebre ovni” inaugurada por Jaime Maussan, un ufólogo, relatado en “Luces en el cielo”. Como lo menciona la autora en su introducción muchos de los personajes han aparecido en el periódico local, algunos por diferentes razones, como la bella Evangelina Tejera, que fue reina del Carnaval de Veracruz y más tarde apareció envilecida ante la opinión pública por haber asesinados a sus dos hijos. Esto provoca aún más terror porque sabes que muchos de los personajes presentados no son solo ficción, han sido personas que han existido, es por eso que la autora nos recuerda que Veracruz, debido a la violencia y la droga, es la región donde se pueden encontrar las mejores historias.
Algunos de estos relatos rozan lo paranormal real y lo fantástico, pero se nos advierte en el prólogo: “el lector no hallará ficción ni fantasía solo historias que pudieron ocurrir en cualquier parte…” aquí Melchor muestra su formación como periodista, saltando del periodismo a la ficción logrando encontrar el equilibrio perfecto para crear la bizarra crónica que llega a la crítica social y permanece en la mente por mucho tiempo. Esta “ficcionalización de la realidad violenta” en los relatos de Fernanda Melchor nos ayuda a mirar esa violencia y tratar de entender y empatizar con aquellos que la viven. Termino mi reflexión en torno a este “violento y hermoso libro” destacando el uso del lenguaje, las conversaciones y los diálogos, las palabrotas y la jerga se representan con una delicadeza que hace que los relatos sean fascinantes, fluidos y creíbles. Esto nos permite conocer, entender y describir una realidad que muchas veces es inexpresable e inenarrable, que creo es la intención de la Fernanda Melchor con su libro “aquí no es Miami”, narrar aquello que es imposible de contar, no para mirarlo voyerísticamente, sino que a través de la ficción poder entender esa realidad para transformarla. ¡Buena Lectura!
Fernada Melchor
FERNANDA MELCHOR nació en Boca del Río en 1982. Estudió periodismo en la Universidad Veracruzana. Además de su trabajo en el departamento de comunicación de la universidad, publicó textos breves en prosa y fácticos en diversas revistas como »Excélsior«, »Replicante«, »Le Monde Diplomatique«, »El Malpensante« y otras.
Entre sus libros encontramos: Relatos y cuentos, “Aquí no es Miami”, 2013. La novela “Falsa querida” de 2013. De 2017 la novela “Temporada de Huracanes” y por último “Páradais” publicada en 2021.
En 2019 recibió el Premio Anna Seghers, el Premio Internacional de Literatura de la Casa de las Culturas del Mundo, por su segunda novela “Temporada de Huracanes” y fue preseleccionada para el Premio Internacional Man Booker. La novela pasó por numerosas reimpresiones y fue traducida a 15 idiomas.