Quiénes somos

San Arnoldo Janssen, Fundador de la Sociedad del Verbo Divino.

 ¿Quiénes somos?

Los Misioneros del Verbo Divino (SVD) somos una Congregación de sacerdotes y hermanos, fundada por San Arnoldo Janssen el 8 de septiembre de 1875 en Steyl, Holanda y presente en los cinco continentes.

En Chile servimos desde el año 1900, aportando desde nuestra riqueza intercultural en aquellos lugares donde la Iglesia nos ha enviado para ser constructores de  puentes entre las personas, facilitando la comunión,  con una actitud de diálogo profético y animando la misión de la Iglesia universal.

Historia

San Arnoldo Janssen (1837-1909) en el contexto de persecución hacia la Iglesia por parte del canciller Bismarck en Alemania, cruza la frontera hacia Holanda y funda el 8 de septiembre de 1875 en Steyl una casa misionera destinada al anuncio del Evangelio. Estos serán los inicios de la Sociedad del Verbo Divino, los cuales no estuvieron exentos de dificultades y carencias.

No obstante, el Señor bendijo copiosamente a nuestra Congregación con el envío de los dos primeros misioneros a la lejana China: san José Freinademetz y Juan Bautista Anzer, cuatro años después de la fundación. Así, el entusiasmo y la novedad de aquella fundación en tiempos de crisis, motivó a muchos hombres y mujeres a ingresar a la obra misionera de Steyl y partir a anunciar la Buena Noticia a todos los confines de la tierra.

Presencia en Chile

En medio de aquella efervescencia misionera, llegó a manos del Fundador una carta de monseñor Ramón Ángel Jara de Chile solicitando el envío de misioneros a las distantes tierras chilenas para la atención de los colonos alemanes católicos. Así fue como el 24 de mayo de 1900 arribaron los dos primeros misioneros a esta tierra austral,  los padres: Juan Langenstein y Eduardo Albers.

Los inicios de la misión en Chile fueron difíciles; incluso san Arnoldo determinó cerrar nuestra temprana presencia, sin embargo, una nueva invitación abrió paso al establecimiento de los Misioneros del Verbo Divino en Copiapó para colaborar en la educación de los jóvenes y la formación de seminaristas.

Han pasado 120 años de la llegada de los primeros misioneros a esta bendita tierra y nuestro trabajo se ha diversificado al servicio de la Iglesia chilena en diversas áreas: educación, pastoral parroquial, animación misionera, promoción humana, diálogo con los pueblos originarios, entre otros.