Por: P. Aloysius Tamonob SVD

Cada año nuestra madre Iglesia nos ofrece como regalo un tiempo de preparación para vivir y celebrar la madre de todas las fiestas cristianas: la PascuaEsta preparación es tan importante y tan necesaria que ocupa bastante tiempo, nada más y nada menos cuarenta días y de allí viene el nombre de Cuaresma

Con el Miércoles de Ceniza, la Iglesia nos abre el camino de preparación proponiéndonos tres caminos o medios para la conversión y el crecimiento espiritual. Con estos medios nos ayuda a fortalecer nuestra relación con Dios, con nosotros mismos y con los demás. 

El primer medio es la oración

 La oración nos abre el camino a la confianza y la comunicación íntima con Dios. Sobre el carácter íntimo y secreto de la oración, Jesús nos enseña: «Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.» (Mateo 6,6)

La Iglesia tiene una riqueza y tesoro incontable en cuanto a las oraciones y devociones. Desde niño hemos aprendido algunas de estas oraciones bíblicas como el Padre nuestro y el Ave María. Sin embargo, corre peligro de caer en la rutina y de repeticiones vacías sin profundidad. Por eso, hay que aprender a orar más que rezar con las fórmulas hechas que sin duda son apoyos enormes, pero es necesario madurar en la oración. Aprendamos a orar en este tiempo no solo porque estamos en Cuaresma, sino porque estamos en una situación de necesidad, por lo tanto oramos por nuestra conveniencia, porque queremos acercarnos más a Dios, confiar más en Él y cultivar nuestra relación con Él como nuestro Padre. Aprender a crecer en nuestra relación con Dios en la oración, en la intimidad y en lo secreto supone preparación, esfuerzo y el deseo de realizarla de manera gratuita. Eso significa  que es necesario dar tiempo, sacrificar otro compromiso o tarea hasta perder tiempo” aunque para la persona amada, nunca es una pérdida de tiempoSi la hacemos así podemos tener una conversión en nuestra manera de orar. Orar con la Palabra de Dios, meditándola personalmente y adorar a Jesús sacramentado, estando frente al Santísimo largo rato son ocasiones de mucho aprendizaje y de gratitud. Pues en el silencio, aprendemos escuchar a Dios obedeciéndole más que pedir cosasY no olvidemos que la oración también es el medio más eficaz para no caer en la tentación (Mateo 26,41). En verdad la oración en este tiempo nos sirve mucho para nuestra lucha diaria frente las tentaciones y así nos lleve a la conversión auténtica. 

El segundo medio es el ayuno y penitencia

Quizás para nuestro mundo contemporáneo en que vivimos, donde prevalece la comodidad y el hedonismo que niega el valor del dolor y sufrimiento, proponer el ayuno como camino de crecimiento espiritual es casi absurdo. Peor aún para las regiones y países dónde la desnutrición y falta de alimento es una realidad, proponerles el ayuno es casi una ofensa. Sin embargo, el ayuno bíblico como penitencia sigue siendo el medio más eficaz para “el combate espiritual” contra uno mismo. Sin duda la comida es una necesidad esencial e indispensable para vivir. No obstante, el ser humano como ser racionalpuede tener el control sobre sus impulsos y decisiones. Desde esa capacidad racional y con la fuerza de voluntad, frente la necesidad de comer y el deseo de saciarse pasan a ser necesidades postergablesEl querer ayunar ayuda a la persona a postergar, disminuir, o hasta decidir no comer voluntariamente

Con el ayuno cuaresmal, la persona aprende a crecer espiritualmente y controlar su propio apetito, disminuir la porción de comida porque quiere y lo decide. Además, si el ayuno es ofrecido como una forma de solidaridad con los que carecen de alimento, los que sufren de hambre o los que no tienen nada que comer puede servir como penitencia y al unirla al sacrificio de Cristo tiene valor redentor y así el ayuno cuaresmal tiene carácter penitencial. De ser así el ayuno se transforma en un autoengaño o simplemente como una dieta inconsciente para el beneficio corporal más que espiritual.  

Jesús nos dio el ejemplo de que el ayuno también tiene beneficio espiritual. Los 40 días de ayuno de Jesús (Mateo 4,1-11) es un gran ejemplo de autodominio que obedece a la voluntad de DiosJesús estando con hambre y frente la tentación del diablo, optó por otro alimento, hacer la voluntad del padre (Cfr. Juan 4,34). Y este alimento nutre mucho máspor eso Jesús venció al diablo. Porque “el hombre no vive solamente de pan, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4,4). De esta manera, Jesús nos prepara para transitar nuestro propio desierto tal como el paso del pueblo de Israel por el desierto aprendiendo obedecer a Dios

En este camino cuaresmal aprendemos a crecer, dejar nuestras murmuraciones y quejas, aprender hacer la voluntad de Dios más que la nuestra. Al privarse de la comida (necesidad material) nos vaciamos corporalmente para estar más predispuestos a recibir la gracia de Dios para poder vencer las tentaciones al materialismo y los placeres mundanos

El tercer medio es la limosna

La práctica de la limosna como acto de generosidad, compasión y misericordia está presente naturalmente en las personas, otras religiones y tradiciones. Sin embargo, proponerla como medio de crecimiento espiritual al estilo de Jesús, tiene que ver más bien con nuestra relación y postura frente a las cosas materiales sobre todo con el dineroEste desprendimiento tiene como fin último, seguir a Jesús. Lo vemos en el testimonio del hombre rico que se acercó a Jesús anhelando la vida eterna (Marcos 10,17-22). Cuando el hombre entra en diálogo con Jesús, lo lleva a lo profundo de su intención, revisando la observancia de la ley de Dios y hasta allí pareciera que todo iba bien hasta que Jesús le invitó a desprenderse de sus bienes materiales. A partir de este momento el hombre topó con su dificultad e incapacidad de decidir. Frente la invitación de Jesús de vender todo lo que tenía y repartir el dinero a los pobres para luego volver a seguir a Jesúsfue lo más difícil. 

Creo que seguir a Jesús es lo más difícil para muchos hoy.  No solo por el aumento del ateísmo, sino seguir a Jesús implica necesariamente una conversión diaria, luchar cada día para vivir y servir al estilo de Jesús y eso requiere mucho trabajo y constancia. Porque de dar algo para alguien con diferentes motivos por más noble que sea siempre el ego humano requiere algo de recompensa. Acá vale el dicho latín  – Do ut des (te doy para que me des). 

Aprendamos en este tiempo de Cuaresma a desprenderse de aquellos cosas o personas que pueden impedirnos tomar decisión de seguir a Dios. Es tiempo de aprender a donarse como Jesús se dio a sí mismo para nuestra salvación.

 Una feliz y fructífera vivencia de tiempo de Cuaresma. 

Sobre el autor:
P. Aloysius Tamonob SVD

El P. Aloysius Tamonob SVD es misionero del Verbo Divino oriundo de Indonesia. Fue destinado a Chile en febrero del 2004 y actualmente trabaja en el Colegio del Verbo Divino de Chicureo como representante legal y capellán.