*Por: P. Saju George Aruvelil SVD

¿Cómo San Arnoldo comprendía la Encarnación del Verbo de Dios?

Algunas oraciones y dichos de San Arnoldo, nos dejan con claridad su compresión del gran misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Para el P. Arnoldo “la meta de la Encarnación es nuestra unión con Dios en Cristo que nació hoy. El Niño Jesús es el don de la Divinidad. El Amor de la Santísima Trinidad para todos nosotros”. Y “el Verbo Divino ha elegido peregrinar en este mundo para llevarnos a la gloria y hacernos sus hermanos y hermanas. Sí, el Hijo de Dios se ha hecho nuestro hermano”. Así percibía el P. Arnoldo el acercamiento del Verbo hecho carne a la humanidad.

En cuanto a la humildad de la elección divina para tomar la condición humana, el P. Arnoldo dice que “el Salvador no escogió el poder y las riquezas cuando vino para nosotros. Se contentaba con la humildad, la pobreza e incluso el rechazo de su propio pueblo. Aunque casi todos los niños se encuentran en una cuna, el Señor del cielo y de la tierra fue puesto en un humilde pesebre del que los animales tomaban su alimento”.

Por eso exhortaba a los miembros de sus congregaciones que “no podemos hallar gracia ante Dios si no nos hacemos pequeños y como un niño. Esta es la gran enseñanza del Santo en Nochebuena”. “Cuánta plenitud en bendiciones espirituales y corporales ha traído el Niño Jesús aquí a la tierra. Seamos agradecidos con Él. Hagamos que otros sean conscientes de las bendiciones que Él desea compartir con nosotros”.

El Fundador rezaba en una poesía suya “para enseñarnos y salvarnos, viniste a nosotros como Luz en nuestra noche. Queremos permanecer fieles a tu palabra, que Tú, oh Divino Verbo, nos trajiste”. En el rezo del cuarto de hora leemos: “enviaste al Verbo Salvador del mundo para que seamos uno en Él”.

Es siempre conmovedor ver al P. Arnoldo sosteniendo con ternura al Divino Niño, Verbum Caro Factum Est, en sus brazos. San Arnoldo tuvo una experiencia mística de la Encarnación del Verbo. Ésta no era una idea abstracta sino algo que llegaba al fondo de su corazón. Se lo manifestaba en las celebraciones navideñas en la Casa Fundacional de Steyl. Es decir, como un padre toma con ternura su bebé, de la misma manera él también tomaba con ternura la estatuilla del Divino Niño, como si éste fuera realmente el Niño Jesús del pesebre de Belén.

Ya en el primer año de la fundación, el P. Arnold compró de las Hermanas de Aachen un pesebre para la casa misional de Steyl. En 1883, inició la procesión de la noche buena para fomentar la devoción al Verbo Encarnado. La pequeña imagen del Niño Jesús, destinada para el pesebre de la capilla del primer piso, primero se la colocaba en la cuna del pesebre del salón de la casa misional que estuvo adornado con luces y velas votivas. Tanto el salón como los pasillos principales de la casa estaban iluminados con faroles chinos y decorados con las coronas navideñas. A medianoche despertaban a los miembros de la comunidad villancicos interpretados por la banda musical integrada por los hermanos misioneros. Todos se apresuraban para ir a la capilla y de allí caminar en procesión hasta el salón (Cf. H. Fischer, Life of AJ, 451).

Con profunda calidez, el Padre Arnoldo recitaba la oración que él mismo había compuesto. Comenzaba el anuncio del misterio navideño con el gozo de expresar que se ha manifestado la grandeza y la bondad de Dios Salvador. A esto siguieron las oraciones de salutación, adoración y acción de gracias y muchas peticiones, especialmente por la obra consagrada de las misiones y por la Santa Iglesia. Entonces, muy parecido al canoso Simeón en el templo, el P. Arnoldo tomaba la imagen del Niño Jesús en sus brazos en un gesto de tierna devoción, luego bendecía con la misma a la comunidad y la depositaba con ternura en la cuna bellamente cubierta con tela de raso. El superior general siempre realizaba esta ceremonia en la propia Casa Madre de Steyl. Lo hizo por última vez en la Navidad de 1907.

El P. Grosse-Kappenberg escribió que nunca olvidará la impresión que le causó ver al P. Arnoldo, ya canoso, mientras se arrodillaba ante el Niño Jesús y recitaba las oraciones que brotaban de su corazón, con su rostro radiante de devoción y una alegría celestial profundamente piadosa (Remembering AJ, 119-120).

El P. Arnoldo adoraba al Divino Niño no sólo en la noche de Navidad, sino durante toda la temporada navideña. Durante las noches y cuando estaba solo en la capilla, apagaba las luces, sacaba la imagen del Niño Jesús de la cuna del pesebre y se paseaba por el piso superior e inferior del lugar, orando y meditando, como sobrecogido por el amor paterno. Los que lo vieron se inspiraron profundamente y no podían olvidar lo que habían presenciado.

Arnoldo contempla y dice “cuán lleno de gracia, de luz y de alegría es el nacimiento de nuestro Divino Salvador en Belén. Rodeado de coros de ángeles, fue recibido por ellos a su entrada en este mundo. El Rey de Gloria apareció en la tierra y fue recibido por innumerables coros de ángeles, sus servidores”. Y “oh Tú que estás vestido con la pobre ropa de nuestra carne, Hijo de Dios, eres el instrumento elegido del Amor de la Santísima Trinidad Divina, el sol del Amor”.

Resumen: A mi entender, para San Arnoldo la Encarnación del Verbo no era un hecho histórico sino una vivencia mística profunda. El misterio de la Encarnación fue la fuente secreta del Fundador, atrayéndolo irresistiblemente en adoración, asombro y amorosa gratitud.

Esto nos motiva a preguntar ¿Cuál es nuestra experiencia espiritual de la Encarnación del Verbo?

*Sobre el autor:

Saju George Aruvelil SVD es de India. Es uno de los primeros OTPs que ha ido a Argentina y en ese país terminó también sus estudios teológicos para el sacerdocio. Luego comenzó su servicio en el área de la educación en nuestras instituciones SVD.

Es Licenciado en Espiritualidad por la Universidad Pontificia de Comillas, Madrid. También tiene un doctorado en Teología de la Pontificia Universidad Católica de Argentina, Buenos Aires. Además ayuda en la formación de laicos y candidatos religiosos. Da retiros y dirige talleres de espiritualidad y de liderazgo, seminarios, etc. Tiene un programa de radio y escribe en un periódico local. Actualmente es un promotor del Movimiento Laudato Si para el cuidado de la Tierra, junto con sus actividades de pastoral parroquial.