*Por: P. Claudio Dilayen SVD
El 3 de diciembre se celebra la fiesta de San Francisco Javier, Francisco de Jaso y Azpilicueta, más conocido como Francisco Javier o también como Francisco Xavier. Francisco de Javier fue un religioso y misionero navarro de la Compañía de Jesús, nacido en la localidad de Javier en 1506. El Papa Pío X lo nombró patrono oficial de las misiones y de todas las obras relacionadas con la propagación de la fe.
Incursionó en la misión a los 35 y murió a los 46 años. En once años recorrió la India, Japón y varios países más, marcando la historia de la misión extranjera.
En 1525 se trasladó a París para completar su formación académica donde trabó amistad con Pedro Fabro e Ignacio de Loyola. Estando muy afectado por la muerte de su madre y hermana, para consolarlo, su amigo Ignacio le repetía siempre “¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo?”. En el corazón de Francisco Javier ardía como un fuego esta frase a tal punto que lo movió a consagrar su vida junto con Ignacio de Loyola y otros cinco compañeros.
Reunidos en la capilla parisina de Montmartre, el 15 de agosto de 1534 hicieron votos de castidad y pobreza, de vida consagrada al apostolado y de peregrinación a Tierra Santa; o bien, en el caso de que esto último no fuese posible, ponerse a disposición del Papa. Con San Ignacio fundaría años después la Compañía de Jesús.
Fue ordenado sacerdote en 1537 en Venecia y enviado por Ignacio a Lisboa (Portugal) por tres años. Allí comenzó su vida Misionera con el gran anhelo de poder evangelizar a la nación China, pero en ese lugar estaba prohibida la entrada a los europeos. Al fin consiguió que el capitán de un barco lo llevara a la isla desierta de San Cian, a 100 kilómetros de Hong-Kong, pero allí lo dejaron abandonado, se enfermó y consumido por la fiebre, murió el 3 de diciembre de 1552.
La hagiografía (composición biográfica sobre la vida de los santos) nos presenta a Francisco Javier como “El gigante de la historia de las misiones”.
Desde los orígenes del cristianismo hasta hoy la misión evangelizadora nos presenta cada vez crecientes desafíos. La Misión es entrar en diálogo con las demás personas en sus contextos culturales diferentes y variados.
Este año los Misioneros del Verbo Divino en Chile conmemoramos 120 años de llegada de los primeros misioneros y queremos hacer memoria agradecida; un vibrante homenaje a todos aquellos pioneros verbitas que se sintieron animados por el llamado común que también nosotros hemos recibido de Jesús: «Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Noticia» (Mc 16,15), preferentemente en los lugares donde todavía no se conoce el Evangelio o donde la Iglesia local no puede valerse por sí misma.
Esa es la antorcha que nos han legado. El desafío de la misión hoy es el Diálogo Profético: los que no conocen la fe cristiana o la conocen débilmente, los pertenecientes a otras culturas y otras religiones. El mandato misionero no conoce fronteras ni culturas, pues todo el mundo es tierra de misión.
El santo que celebramos hoy, nos sigue interpelando y ayuda a vivir nuestra fe auténtica y entregarnos de verdad a los demás. También nos muestra que, a pesar de estar lejos de sus compañeros, es posible vivir la unidad de espíritu y ser verdaderamente compañeros en la misión.
San Francisco nos anima a no desfallecer ante las dificultades que vivimos como Iglesia y nos mueve a poner al centro de nuestra vida a Jesucristo y no perder el sentido profundo de la llamada que Dios nos hizo un día, enamorados de Cristo, para seguirlo y servirlo en los demás, dándolo todo por un amor concreto, especialmente poniendo el acento en los más pobres, los más abandonados, los tristes o que lo pasan mal por distintos tipos de injusticias.
Nos invita a no encerrarnos en nosotros mismos o en los problemas que nos aquejan, sino salir, mirar más allá y buscar dónde poner la fuerza. Nos anima a no perder el celo apostólico y darlo todo por amor a los demás.
*Sobre el autor:
El P. Claudio Dilayen SVD es párroco de la Parroquia Santiago Apóstol de Los Ángeles, ubicada en la zona centro – sur de Chile.