La fiesta de Pentecostés es una de las celebraciones más importantes para la Iglesia católica. De acuerdo a la tradición, su inicio está marcado por una vigilia que, en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Quepe, emplazada en la zona de la Araucanía, se desarrolló el sábado 18 de mayo, bajo el lema “Espíritu de paz, fortalécenos”.

Es así como en la entrada del templo, los fieles se reunieron en torno a una fogata, mientras cantaban y eran parte de las dinámicas preparadas por los cursillistas, momento en que también fueron identificados por los jóvenes de Confirmación, quienes les hicieron entrega de un distintivo como don del Espíritu Santo, mientras esperaban el comienzo de la actividad.

Posteriormente, el Padre Marcelo inició la vigilia con la bendición del fuego y, entre oraciones, introdujo los siete dones del Espíritu Santo, momento en que también invitó a los asistentes a encender sus velas y caminar al interior del oscuro templo, iluminados únicamente por esas tenues llamas.

Mientras avanzaban, resonaron las voces del coro que invocaban al Espíritu Santo, hasta que llegaron a la Parroquia, lugar en que fueron recibidos con entusiasmo e invitados a alabar y a cantar, guidas por el Diácono Rodolfo Arriagada. En ese momento se encendieron las luces y se dio inicio al tema central por medio de en un diálogo sencillo. Fue así como, con el apoyo de varias citas bíblicas, se explicó qué es la fiesta que se estaba celebrando, momento que concluyó con una nueva interpretación musical.

A continuación, se hizo entrega del tema “Antes, durante y después de Pentecostés”, el que fue desarrollado por el Padre Marcelo, quien invitó a los presentes a relacionar cada uno de los momentos de esta fiesta con la vida cotidiana, y reflexionar sobre cómo fuimos elegidos para ser parte este encuentro, cómo el espíritu está presente en nuestras vidas, y de qué forma podemos poner nuestros dones al servicio de los demás. Este momento termina con un canto meditativo del coro.

Alrededor de las 21 horas, se organizó a los asistentes en 7 grupos, representando los dones del Espíritu Santo.  Cada equipo quedó conformado por adultos, jóvenes y niños, lo que permitió contar con opiniones diversas al momento de trabajar y reflexionar sobre el tema, conclusiones que fueron presentadas posteriormente en un plenario. Por otra parte, como una manera de generar un momento de confianza y alegría, se le entregó a cada grupo una tarea extra, que consistió en hacer una oración, cantar, inventar un aplauso, un grito de guerra, o lo que ellos prefirieran.

A continuación, se extendió un sincero agradecimiento por su buena disposición a cada uno de los participantes, instante en que también surgieron algunos cantos y se trabajó en la elaboración de la conclusión grupal final, labor en la que estuvo involucrado el Padre Agustín, quien dio a conocer con claridad el significado de cada don y reconoció el trabajo realizado por todos los grupos. Esta última parte se desarrolló en un entorno de tranquilidad, alegría y satisfacción, pues todos los presentes se sintieron reconocidos y reflejados en las palabras del sacerdote, mientras se escuchaban las melodiosas voces del coro.

Para concluir, el Padre Agustín bendijo los souvenirs que se entregaron a todos quienes fueron parte de la vigilia y extendió la bendición final, mientras que el Padre Marcelo invitó a los presentes a ser parte de la fotografía general del encuentro y, posteriormente, a compartir un delicioso café preparado por la Pastoral social, con donaciones de la parroquia y de los asistentes.

Dayana y Padre Agustín