Domingo 31° durante el año: 5 de noviembre 2023

Nueva reflexión sobre el Evangelio dominical de nuestro especial bíblico

Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos y les dijo: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Hagan, pues, y observen todo lo que les digan; pero no imiten su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; ensanchan las filacterias y alargan las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame Rabbí. Ustedes, en cambio, no se dejen llamar Rabbí, porque uno solo es su Maestro; y ustedes son todos hermanos. Ni llamen a nadie Padre en la tierra, porque uno solo es su Padre: el del cielo. Ni tampoco se dejen llamar Instructores, porque uno solo es su Instructor: el Cristo. El mayor entre ustedes será su servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado. (Mateo 23,1-12)

Referencias bíblicas

– Decía también en su instrucción: Guárdense de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Ésos tendrán una sentencia más rigurosa. (Marcos 12,38-40)

– Pero el Señor le dijo: ¡Bien! Ustedes, los fariseos, purifican por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña y maldad. ¡Insensatos! El que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior? Den más bien en limosna lo que tienen y entonces todo será puro para ustedes. Pero ¡ay de ustedes, los fariseos, que pagan el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejan a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar, aunque sin omitir aquello. ¡Ay de ustedes, los fariseos, que aman el primer asiento en las sinagogas y que se les salude en las plazas! ¡Ay de ustedes, pues son como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo! Uno de los legistas le respondió: ¡Maestro, diciendo estas cosas también nos injurias a nosotros! Pero él dijo: ¡Ay también de ustedes, los legistas, que imponen a los hombres cargas intolerables, y ustedes no las tocan ni con uno de sus dedos! ¡Ay de ustedes, porque edifican los sepulcros de los profetas que sus padres mataron! Por tanto, son testigos y están de acuerdo con las obras de sus padres; porque ellos los mataron y ustedes erigen monumentos. Por eso dijo la Sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los matarán y perseguirán, para que se pidan a esta generación cuentas de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que pereció entre el altar y el Santuario. Sí, les aseguro que se pedirán cuentas a esta generación. ¡Ay de ustedes, los legistas, que se han llevado la llave de la ciencia! No entraron ustedes, y a los que están entrando se lo han impedido. (Lucas 11,39-52)

– Dijo luego a sus discípulos, de modo que lo oyó todo el pueblo: Guárdense de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje y quieren ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Ésos tendrán una sentencia más rigurosa. (Lucas 20,45-47)

– Tú te ajustarás al fallo que te hayan indicado desde ese lugar que elija Yahvé, y cuidarás de actuar conforme a cuanto te hayan enseñado. (Deuteronomio 17,10)

– Pero si tú, que te dices judío y descansas en la ley; que te glorías en Dios; que conoces su voluntad; que disciernes lo mejor, amaestrado por la ley, convencido de ser guía de ciegos, luz de los que andan en tinieblas, educador de ignorantes, maestro de niños, porque posees en la ley la expresión misma de la ciencia y de la verdad… pues bien, tú que instruyes a los otros ¡a ti mismo no te instruyes! Predicas: ¡no robar!, y ¡robas! Prohíbes el adulterio, y ¡adulteras! Aborreces los ídolos, y ¡saqueas sus templos! Tú que te glorías en la ley, transgrediéndola, deshonras a Dios. Porque, como dice la Escritura, el nombre de Dios, por su causa, es blasfemado entre los gentiles. (Romanos 2,17-24)

– Pero él dijo: ¡Ay también de ustedes, los legistas, que imponen a los hombres cargas intolerables, y ustedes no las tocan ni con uno de sus dedos! (Lucas 11,46)

– Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso. Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera. (Mateo 11,28-29)

– Cuiden de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendrán recompensa de su Padre que está en los cielos. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad les digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Y cuando oréis, no sean como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad les digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. (Mateo 6,1-6)

– ¡Quemen levadura en acción de gracias, y pregonen las ofrendas voluntarias, vocéenlas, ya que eso les gusta, hijos de Israel!, oráculo del Señor Yahvé. (Amós 4,5)

– Decía también en su instrucción: Guárdense de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Ésos tendrán una sentencia más rigurosa. (Marcos 12,38-40)

– Guárdense de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje y quieren ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Ésos tendrán una sentencia más rigurosa. (Lucas 20,46)

– ¡Ay de ustedes, los fariseos, que aman el primer asiento en las sinagogas y que se les salude en las plazas! (Lucas 11,43)

– Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: Cuando alguien te invite a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya invitado a otro más distinguido que tú y, viniendo el que los invitó a ti y a él, te diga: Deja el sitio a éste, y tengas que ir, avergonzado, a sentarte en el último puesto. (Lucas 14,7-9)

– Ya no tendrán que adoctrinar más el uno a su prójimo y el otro a su hermano, diciendo: Conozcan a Yahvé, pues todos ellos me conocerán, del más chico al más grande -oráculo de Yahvé-, cuando perdone su culpa y de su pecado no vuelva a acordarme. (Jeremías 31,34)

– Ustedes me llaman el Maestro y el Señor, y dicen bien, porque lo soy. (Juan 13,13)

– Les escribo, hijos, porque conocen al Padre. Les escribo a ustedes, padres, porque ya conocen al que es desde el principio. Les escribo, jóvenes, porque son fuertes y la palabra de Dios permanece en ustedes y han vencido al Maligno. (1 Juan 2,14)

– Pero ustedes se han extraviado del camino, han hecho tropezar a muchos en la Ley, han corrompido la alianza de Leví, dice Yahvé Sebaot. Por eso también yo los he hecho despreciables y los he envilecido ante todo el pueblo, de la misma manera que ustedes no guardan mis caminos y hacen acepción de personas en la Ley. ¿No tenemos todos un mismo Padre? ¿No nos ha creado el mismo Dios? ¿Por qué entonces nos traicionamos unos a otros, profanando la alianza de nuestros padres? (Malaquías 2,8-10)

– No ha de ser así entre ustedes, sino que el que quiera llegar a ser grande entre ustedes, será su servidor. (Mateo 20,26)

– Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado. (Lucas 14,11)

– Les digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado. (Lucas 18,14)

– Así pues, quien se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. (Mateo 18,4)

– Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías. (Lucas 1,52-53)

Comentario

La serie de enfrentamientos de Jesús con los líderes religiosos de la época tiene su culminación en las recomendaciones que él hace a sus discípulos en el evangelio de hoy. En estas recomendaciones, la conducta de los escribas y fariseos experimenta un claro y decidido rechazo de parte de Jesús. No imiten su conducta, porque ellos dicen, pero no hacen. El estilo de vida que ellos llevaban no sólo se oponía a las enseñanzas de Jesús, sino que incluso al espíritu de la ley de Moisés. De este modo, ellos no representaban el plan que Dios tenía para el mundo y la humanidad; por el contrario, ellos sólo se representaban a sí mismos y a su visión de la religión. Lo que Jesús proponía para la vida práctica de sus seguidores, era diametralmente opuesto al comportamiento de estos líderes religiosos. Si Jesús decía mi yugo es suave y mi carga ligera, ellos, en cambio, ataban pesadas cargas sobre las espaldas de la gente, sin tocarlas siquiera con la punta de sus dedos. Si Jesús invitaba a hacer el bien sin que nadie se diera cuenta, ellos actuaban para ser vistos y alabados por toda la gente. Si Jesús había pedido a sus discípulos ocupar los últimos lugares y ser los servidores de todos, ellos exigían los primeros puestos, les gustaba ser saludados por todos en las plazas y que la gente les llamara maestros. Si Jesús había pedido sobriedad, humildad y austeridad a sus seguidores, ellos se creían superiores, eran soberbios y arrogantes y despreciaban a los demás.

Da la impresión que, para el evangelista Mateo, estas actitudes tan características de los escribas y fariseos eran también un grave peligro para los miembros de la comunidad cristiana. Por eso, quiso insistir especialmente en descartar los títulos y los honores, para destacar la fraternidad entre todos y el espíritu de servicio. Ustedes son todos hermanos, por lo que no se dejen llamar maestros o guías, porque uno solo es su Maestro y Guía: el Cristo. No llamen a nadie Padre en la tierra, porque uno solo es su Padre: el del cielo. El mayor entre ustedes sea el servidor de todos. Esta importante recomendación culminó en una sentencia de sabiduría: Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.

P. Sergio Cerna, SVD