En vísperas de la fiesta de San José Freinademetz, cuya conmemoración es el 29 de enero, el P. Graziano Beltrami SVD comparte la historia de sanación atribuida a la intercesión de nuestro santo en favor del ciudadano japonés Jun Yamada, quien en 1987 a los 24 años de edad fue diagnosticado de leucemia, lo que le ocasionó un severo deterioro a su salud y el riesgo vital.

La grave situación motivó al P. Alfonso Fausone SVD y a otros verbitas a orar intensamente por sanidad de Jun, encomendando el problema a San José con un resultado extraordinario: la recuperación integral del joven.

El P. Graziano relata que el año 2013, durante las vacaciones en su patria, coincidió con Jun Yamada en una celebración en la casa natal de San José Freinademetz, donde además se produjo un “mini-milagro que él mismo expone a continuación.

En agosto de 2013, estando de vacaciones en mi patria, Italia, pude visitar la casa natalicia de San José Freinademetz, distante de poco más de un par de horas de auto desde mi pueblo.  Pero no fue una simple visita como otras veces. Ese día iba a estar presente también el joven japonés, Jun Yamada, en peregrinación de agradecimiento por la sanación recibida y atribuida a la intercesión del santo tirolés, y que fue fundamental para el proceso de su canonización.  Lo hacía al cumplirse los 10 años de su canonización (5 de octubre 2003).

Un primer “mini-milagro” lo viví yo mismo ese día, en cuanto me re-encontré con un compañero de estudio y de ordenación, P. Alfonso Fausone, mencionado en el testimonio que sigue, y con el cual dejamos de vernos desde ese lejano 1975, siendo su destino Japón. Yo sabía que él iba a estar presente en esa peregrinación, pero él no sabía que yo también iba a estar.  Al momento del encuentro dejé que saludara a todos, a mí también, pero  simplemente me saludó  como a uno más del grupo; es allí cuando le pregunté si se acordaba de mí y le salió un tímido: ”No.., aunque la fisionomía no me es completamente nueva.., pero No..”, y, evidentemente, que después de algún “tal por cual” de mi parte: ”Ahhh…, ¿eres tú?…NOOO…, NO puede ser…, y el pelo?…”

Era la primera vez, después de 38 años, (y también la última),  que nos juntábamos los 4 verbitas ordenados en la Plaza de San Pedro en esa solemne celebración del Año Santo, 3 de los cuales coincidimos con estar en Chile al comienzo de los años ´90: Artemio en Entre Lagos, yo en el Carmen de Osorno, y Natale, casado en Paraguay, después de obtener regularmente la dispensa, y trabajando en  una empresa italiana a cargo de la construcción de la central hidroeléctrica “Pehuenche”, en el Maule.  Una vez enviudado y con los 2 hijos ya grandes, entró de nuevo en contacto estrecho con la SVD, siendo por unos años cooperador en la administración de nuestro “Centro Ad Gentes” de Nemi, y fulminado por un infarto en septiembre 2017 en nuestra casa de Varone, el último día del retiro anual de la Provincia italiana, en el cual era un participante más.

Reencuentro del P. Graziano con sus compañeros de ordenación en la casa natalicia de San José Freinademetz.

El milagro de Jun Yamada

La del 21 de agosto del 2013 fue una emotiva celebración ecuménica de la Eucaristía, dando amplio espacio al rito menonita, siendo Yun de esa creencia.

Simplemente reproduzco acá la reflexión que él nos presentó en esa ocasión y que nos da su percepción personal del santo, lo que ha significado en su vida y también para la etapa de acercamiento recíproco entre las diferentes confesiones cristianas:

“Nos encontramos hoy acá en esta casa natalicia de nuestro José Freinademetz, en Ojes, para celebrar un rito especial que ve unidos a protestantes y católicos.

El P. Freinademetz, 130 años atrás, en marzo de 1879, partió para llegar al lejano Oriente asiático como misionero. El P. José ha vivido en China entre los chinos que sufrían la pobreza y las enfermedades, y ha querido vivir como un chino y ser sepultado como un chino.

Nosotros no podemos no quedar conmovidos, pensando en su drástica decisión de dejar la familia y el pueblo de origen para seguir a Cristo en aquel lejano país. Y tal vez apenas podamos adivinar el ansia y temor que le sobrevinieron al tomar esta gran decisión de irse a un país tan diferente.

Llegados a esta pequeña casa casi nos parece poder percibir las emociones experimentadas por el joven misionero en un momento tan importante de su vida sacerdotal.

Esta decisión suya, tomada 130 años atrás, ha producido el efecto de ver reunidos, en su casa, a fieles católicos y protestantes y además ha dado vida a esta nueva y especial celebración entre diferentes feligreses de Cristo, que seguramente quedará en historia de la Iglesia. Podemos definir este acontecimiento como una especie de milagro

Seguramente es un gran milagro encontrarnos aquí en esta época, en la cual se busca acercar a las diferentes creencias religiosas, demasiado a menudo utilizadas como instrumento de choque entre los pueblos.

Jun Yamada (en la imagen de izquierda a derecha) en su peregrinación en la casa de San José

Todo esto no habría sucedido si el P. José no hubiera hecho la opción de estar cerca del dolor y la enfermedad de aquel pueblo lejano, opción brotada del ejemplo de Cristo de dedicarse totalmente a los pobres y a los enfermos. Nos encontramos entonces delante de una secuencia de decisiones inevitables para cambiar la propia vida.

Yo nací en Kyusyu, en Japón, tan lejos de este lugar, y junto a las termas, que se hallan en Kyusyu, vino P. Freinademetz para sanarse cuando estaba sufriendo de tuberculosis.

Un día, hace 25 años atrás encontré al querido P. Fausone, hoy aquí con nosotros. Gracias a este encuentro tomé mi decisión de trasladarme a Roma, tan lejos de Japón, para estudiar arqueología paleocristiana. Pero poco tiempo después me golpeó muy fuerte la leucemia y me dejó en un estado muy grave. En el mismo momento, P. Fausone, junto a algunos seminaristas empezó a orar pidiendo mi sanación por intercesión del P. Freinademetz. Y fue exactamente en este momento que se han encontrado el espíritu del joven misionero, llegado de lejos, con la vida de un estudiante japonés, apasionado por el estudio del cristianismo.

Hay como un hilo rojo que empieza con la misión del joven sacerdote en nombre del Evangelio de Cristo, pasando por mi encuentro con el  P. Fausone, para cerrarse con la canonización de nuestro Santo. Pero hoy se añadió un nuevo anillo a esta secuencia que podemos definir como una cadena, cuyo elemento principal está constituido justamente por nuestra inusual Eucaristía entre feligreses católicos y protestantes.

En este contexto, el aniversario de la canonización de P. José, se ha transformado en un poderoso mensaje cristiano de superación de toda división de fe, es decir en un mensaje de paz.

Y no se trata de una paz superficial o solamente de palabras, ya que, como nuestro relato ha demostrado, este mensaje de paz se apoya sobre hechos bien concretos.

Por lo mismo, no es una paz incompleta, sino absoluta, que tiene como su fundamento al Señor Jesucristo. Ruego a Dios para que nos de la fuerza para realizar la paz. Amén”.

Lea AQUÍ el decreto oficial de la Iglesia sobre el milagro de Jun Yamada