La Iglesia celebra hoy a San Juan María Vianney, el patrono de los párrocos, y con motivo de esa festividad compartimos el testimonio del P. Ronald Aming-a, quien desempeña ese ministerio en la Parroquia San Andrés de Pica, en el norte de Chile.

Bendito sea Dios por el don la vocación cristiana a la vida sacerdotal en la comunidad religiosa de la Congregación de los Misioneros del Verbo Divino. La fiesta de San Juan Maria Vianey, el patrono de los párrocos, es ocasión oportuna de reflexionar sobre el llamado del Señor sobre mí, su siervo, y por ello considero que el principal motivo que me hizo ser sacerdote fue el llamado universal de todos los cristianos a la santidad, que solamente es posible si se tiene un encuentro personal con Jesucristo.

Además, como sacerdote, por estos seis años cumplidos en el ministerio,  me doy cuenta de que el señor me ha llamado a ser un ministro de los sacramentos, y gracias a él tenemos acceso a estos signos visibles de la gracia invisible de Dios. La posibilidad de que otros pudiesen  llegar a la santidad por medio de mi participación en el sacerdocio de Cristo me fascinó de forma profunda. Mi deseo es colaborar para que muchas personas puedan llegar a Cristo, y a través de mi ministerio, se salven.

Que la Virgen María, Reina de los Ángeles y de los Santos, y San Juan María Vianey rueguen por nosotros, fortaleciéndonos y permitiéndonos llegar a nuestro Dios, en la plenitud de la vida y de la gloria que Jesús mismo nos ha prometido.