Al conmemorar el 17° aniversario de su fallecimiento, recordamos al P. Enrique, quien fue  Superior General de los Misioneros del Verbo Divino entre los años 1977 y 1988.

Enrique nació el 16 de febrero de 1931 en Sonsbeck, cerca de Goch, la patria de San Arnoldo Janssen en Alemania. Con 21 años ingresó a los Misioneros del Verbo Divino y fue ordenado sacerdote en 1958, en el Seminario de San Agustín. 

Estudió Exégesis en Roma y fue destinado como profesor al Seminario sacerdotal de La Ceja, en Medellín, Colombia. Más tarde fue miembro del equipo de formación en los Seminarios de San Gabriel, en Austria y de San Agustín, en Alemania. Prosiguió sus estudios bíblicos en Friburgo, Suiza.  Posteriormente, se desempeñó como formador de los estudiantes de teología en España y organizó, después del Concilio Vaticano II, los cursos de renovación teológica y espiritual en Nemi, cerca de Roma.

Después de seis años se hizo cargo de la catedra de Exégesis del Nuevo Testamento en el Seminario verbita de Ledalero, Isla de Flores, Indonesia. En 1977 fue delegado al Capítulo general por la provincia SVD de Ende-Flores. Con apenas 46 años fue elegido en primera vuelta como el octavo Superior General de la Congregación.

El P. Heekeren en una de sus visitas a Indonesia en 1978.

En su período como Superior la dirección general se hizo notablemente más internacional. La SVD asumió nuevas misiones en África y puso de relieve un interés cada vez más serio por el tema de la Justicia, la Paz y el Cuidado de la Creación (JUPIC). 

En el Centro “Ad Gentes” de Nemi se organizaron cursos de profundización bíblica con participantes de todos los continentes. Se fomentó el trabajo con los laicos en nuestras tareas misioneras.

En 1988, después de terminar su servicio en la dirección general, se le encargó la tarea de fundar y dirigir el Centro de Espiritualidad en Steyl para nuestra Congregación del Verbo Divino y para las congregaciones de las  Hermanas Siervas del Espíritu Santo, tanto las misioneras como las de Adoración Perpetua.

Después de una vida rica en trabajos y experiencias un 14 de diciembre de 2004 en la casa madre de los Misioneros del Verbo Divino. Encontró su último reposo, como todos sus predecesores, en el cementerio de la Casa de Misiones de Steyl.

Visita del P. Enrique a Poona, India, en 1987

Un cohermano que vivió y trabajó mucho tiempo con él en el Generalato decía: “El P. Heekeren fue un querido Superior General, un cohermano apreciado, muy solicitado como acompañante espiritual, y un gran amigo de todos. Su personalidad estaba marcada por una profunda espiritualidad, por una fe inquebrantable y por una gran nobleza. Él no ha sido solo una gran personalidad, sino también un hombre santo” (Manfred Müller)

Para mi está claro – escribía el P. Antonio Pernia SVD (el décimo Superior General)- que el P. Heekeren fue un regalo del Espíritu para la Congregación del Verbo Divino. Puedo afirmar que su período como Superior fue marcado por tres grandes demandas, que él se esforzó por hacer realidad en la Congregación. 

  1. Opción por los pobres. 

Desde el inicio de su período subrayó la opción por los pobres, lo que quedó plasmado finalmente en el Número 112 de nuestras Constituciones, cuya revisión terminó bajo su mandato. La justicia y la paz se volvieron dimensiones esenciales de nuestra misión verbita. Tanto en el Generalato, como en muchas provincias y regiones se organizó un secretariado de JUPIC. Desde esta perspectiva se entiende que se asumieran nuevas misiones en el llamado “tercer mundo”: Amazonas, Nicaragua, Bolivia, Botswana, Kenia, y Madagascar.

  1. Centralidad de la Palabra de Dios.

En la mitad de su período como General, acentuó fuertemente el significado central de la Palabra de Dios para nuestra misión. Este deseo se materializó, entre otras cosas, por medio del curso “Dei Verbum” que se organizó sistemáticamente en Nemi. La Biblia era para él, como exegeta bien formado, su gran pasión. Por esto promovió el trabajo conjunto con la Federación Bíblica Católica. Consecuencia de este compromiso fue que el apostolado bíblico se reconoció como otra de las Dimensiones Características de nuestra misión como SVD. Él anhelaba que la Palabra de Dios se expandiera (“Ut Dei Verbum currat”).

  1. Espiritualidad misionera.

Hacia el final de su período se dio cuenta de la necesidad y promovió una espiritualidad misionera, fundada en el carisma de nuestro Fundador. Esto se concretó con la fundación del “Centro de Espiritualidad de Arnoldo Janssen” en Steyl. Los últimos años de su vida los dedicó a la animación espiritual de los miembros de la familia espiritual de San Arnoldo. La última carta que, de su parte llegó al Generalato el año 2000, expone la necesidad de escribir un libro nuevo sobre la espiritualidad de la familia espiritual de Arnoldo Janssen para el mundo de hoy.

Los pobres, la Biblia y nuestro Fundador fueron los grandes intereses del P. Heekeren. Por su medio nuestra congregación se acercó nuevamente a la visión e ideales del Fundador. Por su esfuerzo, la Congregación descubrió la centralidad de la Palabra de Dios en su vida y misión. Gracias a él hemos vuelto a reconocer con mayor claridad la necesidad de la solidaridad con los pobres.

Audiencia con el Papa Juan Pablo II el 17 de noviembre de 1982.

“Agradecemos al P. Heekeren, que dejó estos dones a la SVD: solidaridad con los pobres, centralidad de la Palabra divina y fidelidad al espíritu del Fundador. De esta manera ayudó a la Congregación a ser un poco más Congregación del Verbo Divino”.