“No hay vocación más grande que la de participar en la vida en Cristo por el Bautismo. El pa’i (sacerdote en el idioma guaraní) no es más sacramento de la presencia de Dios que un bautizado. El ministro ordenado encuentra su sentido de ser cuando sabe caminar con este gran pueblo de Dios”.

 

Así lo expresaba el obispo Pedro en una parte de su homilía durante la ordenación sacerdotal del diácono Andrés Jones en Capiibary, Paraguay el sábado 19 de febrero recién pasado. En una emotiva ceremonia, el diácono acompañado de sus padres, hermanos, familiares y amigos recibió el orden sacerdotal en su natal parroquia María Auxiliadora. El calor de las 10 de la mañana de Paraguay no fue impedimento para que los feligreses se congregaran a acompañar a un “hijo” venido a ofrecer su vida y servir desde este ministerio particular a su Iglesia. Estuvieron también acompañando a Andrés en ese momento especial sus hermanos del Verbo Divino y las hermanas Siervas del Espíritu Santo. 

Recordaba el obispo Pedro que, estamos en un tiempo privilegiado al reflexionar sobre la vocación de la iglesia entera, en este contexto de la invitación a la Sinodalidad y el lugar del ministro ordenado. Le habló al diácono Andrésrecuerda siempre que el sacerdote debe aprender a caminar con su pueblo, estar con ellos, rezar con ellos. Debe sentir el dolor de la gente más vulnerable, que no pierda nunca esa sensibilidad por la justicia, el ser recto y fiel al compromiso asumido ante Dios y ante la asamblea.

Antes de la bendición final, el nuevo presbítero tomó la palabra para dar los agradecimientos correspondientes. “A Dios en primer lugar, por la vida y el llamado a esta vocación, a mis padres y hermanos, a la abuela Lucía porque son los pilares fundamentales y el soporte constante en los momentos de dificultad. A mi comunidad en donde di mis primeros pasos en la fe, a las personas que he encontrado hasta este momento de mi vida, con ustedes quiero seguir caminando en esta aventura de seguir a Jesús”. Finalmente, los invitados pasaron al brindis preparado con mucho cariño por parte de la familia y la parroquia. 

 

Primera misa

 

El domingo 20 de febrero pasado, Andrés celebró la primera misa en su capillita natal San Blas de Capiibary. Rodeado de sus seres queridos, de sus padres, de su abuela Lucía con sus casi 90 años y amigos y amigas de camino. Fue un momento de agradecer al Señor por lo bueno que ha sido con nosotros. 

Como es costumbre en nuestra Iglesia, el padre Juan Carlos Palacios dijo la homilía en la Misa de acción de gracias.  Él es un ex párroco con quien crecimos espiritualmente y que ha dejado huellas en nuestra vida como cristianos.  

Tuvo palabras  de agradecimiento a los padres del neopresbítero, porque la vocación ha sido fruto del amor en su matrimonio, palabras para la comunidad porque, decía él que, de nuestra comunidad sale un religioso, un sacerdote, un misionero y misionera que tratan de llevar su compromiso de discipulado en un estilo de vida particular. 

Andrés nos confió: “Por mi parte yo estaba con un corazón lleno de gratitud, me sentí querido por la gente que nos reunimos en esa hermosa mañana. Provengo de una familia trabajadora, esforzada al igual que la mayoría de mis vecinos. Agradecí al Señor porque en este pequeño pueblo su amor también se hace presente. Junto con mi gente sencilla quiero seguir tras los pasos de Jesús de Nazaret, que a través de mi ministerio pueda servir a la Iglesia que busca el rostro amoroso de Dios. Les prometí que el cariño, los valores, la fe y la amistad de ellos también irán conmigo en la mochilita misionera al sur de África. Que Dios Uno y Trino nos siga bendiciendo en este caminar”. 

 

Querido Pa’i Andrés, te deseamos lo mejor en tu camino siguiendo los pasos del Verbo misionero del Padre y animado por su Espíritu de amor y fraternidad. Desde Chile oramos por ti y tu misión.