*Por: P. Ronald Aming’a SVD

El 03 de junio la Iglesia universal celebra a los Santos Carlos Lwanga, José Mkasa, junto a 20 de sus compañeros, que fueron martirizados entre los años 1885 y 1887 en Uganda, en el continente africano por haber conformado a la sociedad de los Misioneros de África, conocida como los Padres Blancos, que se encargó de la evangelización de ese continente durante el siglo XIX.

El rey, llamado Kabaka Mtesa, al principio favoreció a los misioneros Blancos, pero después, por temor a que la nueva religión fuera obstáculo para el comercio de esclavos que él mantenía, los obligó a alejarse.

José Mkasa, el líder de la comunidad católica de aquella época, enfáticamente decía a sus verdugos: «un cristiano que entrega su vida por Dios no tiene miedo de morir».  A consecuencia, lo quemaron el 15 de noviembre de 1885.

El 3 de junio de 1886 doce de ellos fueron quemados vivos junto a otros 20 anglicanos porque se negaron a renunciar a su fe. Los otros 10 mártires fueron descuartizados.

Carlos Lwanga, Jose Mkasa y otros 20 jóvenes compañeros fueron beatificados el 6 de junio de 1920 por el Papa Benito XV. Posteriormente, fueron canonizados por Pablo VI el 18 de octubre de 1964.

*Sobre el autor:

El P. Ronald Aming’a SVD es un misionero proveniente de Kenia, África Oriental, con tres años de sacerdocio cumplidos. Actualmente es párroco en la Parroquia San Andrés de Pica (norte de Chile), donde ejerce su servicio pastoral, según sus propias palabras, “con felicidad en esta bella cultura y pueblo solidario”.

Como testimonio de estos años de misión, el P. Ronald comenta que “me he dado cuenta de que la vida sacerdotal y religiosa es una realidad dinámica y viva que crece y evoluciona al ritmo de los cambios de la época. Es decir, sin una actitud de adaptarse a estos signos inevitables y cambiantes del tiempo, la vida religiosa, sacerdotal y de la Iglesia en general, perdería su sentido y se volvería inútil e irrelevante”.