Si bien en muchas partes del mundo ha habido avances en el reconocimiento de la igualdad de género, y es cada vez más común ver a mujeres en posiciones de liderazgo en la política, los negocios y en la Iglesia Católica, aún queda un largo camino por recorrer. Especialmente en aquellos países donde las mujeres y las niñas son discriminadas y tratadas sin dignidad.

Consideramos que todas las formas de discriminación por razón de género son violaciones de los derechos humanos: acceso restringido a la educación, menor estatus en la sociedad, menor libertad para tomar decisiones sobre su vida personal y familiar, acceso restringido para desempeñar determinados trabajos u ocupaciones y menor salarios por los trabajos y el trabajo que hacen. Las mujeres y las niñas también experimentan niveles desenfrenados de violencia y acoso.  Los Misioneros del Verbo Divino estamos comprometidos a empoderar a las mujeres y las niñas y lograr el cambio social necesario dondequiera que estamos sirviendo.

El tema del Día Internacional de la Mujer del 8 de marzo del 2023 (IWD 2023) es “DigitALL: Innovación y tecnología para la igualdad de género”. Esta temática está alineada con la prioridad para el próximo 67° periodo de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW-67), “Innovación y cambio tecnológico, y educación en la era digital para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas”. (https://www.unwomen.org/es/noticias/anuncio/2023/01/dia-internacional-de-la-mujer-2023-por-un-mundo-digital-inclusivo-innovacion-y-tecnologia-para-la-igualdad-de-genero)

Nuestro Fundador, San Arnoldo Janssen, comprendió pronto la necesidad de la presencia de religiosas en el campo misionero. Por eso, fundó junto con la Madre María Helena Stollenwerk y la Madre Josefa Hendrina Stenmanns, la Congregación de las Hermanas Misioneras Siervas del Espíritu Santo (SSpS) el 8 de diciembre de 1889. Más tarde, San Arnoldo Janssen con la ayuda de la Madre María Micaela fundó otra congregación femenina: Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua (SSpSAP) en 1896.

Texto bíblico: Proverbios 31:10. 17-20

Una mujer virtuosa, ¿dónde hallarla? Es mucho más preciosa que una perla. Se pone con ardor a trabajar porque tiene en sus brazos el vigor. Vio que sus negocios iban bien, su lámpara no se apagó toda la noche: sus manos se ocupaban en la rueca, al huso sus dedos daban vuelta. Le tendió la mano al pobre, la abrió para el indigente.

Breve reflexión

El mundo bíblico, como las otras culturas antiguas del Cercano Oriente, era más bien patriarcal. Sin embargo, la Escritura exalta en momentos vitales un papel insustituible de la mujer. Se podría comenzar con Eva, la primera mujer colocada en el jardín del Edén que no sólo representa la ayuda idónea para el hombre (Gn 2, 18-25), sino que recibe el nombre de “madre de todos los vivientes”  (Gn 3,20). Esta eminente tarea de transmisión de la vida continúa con las esposas de los patriarcas, de los reyes y, por supuesto, de la gente sencilla para encontrar su singularidad en la figura de María, madre de Jesús y, espiritualmente, de todos los fieles.

Junto a la maternidad, se observan otras bendiciones que se realizan a través de la mujer. Recordemos el valor de la madre de Moisés, de su hermana y de la hija de Faraón que trabajan juntas por el rescate de la vida de Moisés (Éxodo 2:1-10), o el de Judit o Ester a través de los cuales toda la nación escapará de la amenaza de extinción. Además de encontrarse con mujeres prominentes aquí y allá, en el texto de Prov. 31:10-31 hay una imagen universal de una “mujer de valor”. Ella representa las virtudes femeninas que se extienden desde la creatividad hasta la honradez, desde el mantenimiento de la propia casa en orden hasta el involucramiento en el ámbito de la justicia social.

Acercándonos a Jesús durante su ministerio público, a diferencia de la costumbre de su tiempo, hay mujeres en el círculo más amplio de sus discípulos (Lc 8, 1-3). Y se les encomienda ser las primeras embajadoras de la Resurrección (Jn 20, 17-18) y testigos fieles de la fe.

*Reflexión extraída de la Guía Pastoral de la SVD para conmemorar el Día Internacional de la Mujer 2023