*Por: P. Gino Jiménez SVD

Bien es sabido que el significado de la palabra griega “Epifanía”, es: manifestación, revelación, aparecer por encima, etc. Antes de la era cristiana, el 6 de enero, existía una fiesta que se refería al triunfo de la luz sobre las tinieblas, ya que al sol en ese tiempo se lo consideraba un dios (fiesta basada en el fenómeno que hoy llamamos solsticio, que actualmente se calcula el 21 de diciembre). Posteriormente, en tiempos del emperador Constantino, se adoptó como fiesta de la manifestación del Señor, nuevo Sol, ya no sol material, sino la nueva Luz que nos saca de las tinieblas, “nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas…” (Cantico de Zacarías).

 En el marco de esta nueva “epifanía de la luz”, nuevo sol, el Evangelio de hoy nos presenta el relato de los Magos que representan a todas las razas y edades (de acuerdo a la tradición incluso a los Magos se les dio nombres: Melchor, Gaspar y Baltazar). Ahora estos Magos en su búsqueda de sentido de la vida, se animan a alzar la mirada y se dejan envolver por ésta estrella extraordinaria, ésta luz que ilumina las mentes y a las gentes. Y los pone en camino, “en salida”, pues como dice el Papa Francisco, sin salir de uno mismo, sin encontrar, no se conoce a Dios.

 Pero seguir la luz, la estrella, tampoco es fácil, hay veces que ésta desaparece. Aparece en la periferia y no en las comodidades del gran palacio. El texto nos da a entender que sólo retomando el camino de búsqueda se experimenta la alegría de volverla a ver, como les sucedió a los Magos.

 Finalmente Jesús se da a conocer ante estos sabios Magos venidos de oriente. Es que Dios quiere la felicidad del mundo entero y atrae a sí a sus hijos de norte a sur, de este a oeste, sin importar la nacionalidad, el color, raza o condición. Dios los busca hasta en las regiones más remotas porque quiere establecer un diálogo sincero que rompe círculos mezquinos, discriminaciones, estereotipos, favoritismos.

 Y justamente los Magos representan a todos aquellos que buscan la luz de Dios sin cansarse. Y son muchos más los que buscan la luz de Dios, inclusive sin darse cuenta. Estos Magos representan a pueblos y culturas de distintas partes del orbe que buscan signos de la presencia divina. Es claro que el signo, la estrella que nos conduce a Dios, es el Evangelio. El Evangelio nos conduce a ese niño frágil de los brazos abiertos que nos habla de la ternura de Dios que acoge a toda la humanidad.

 Hoy ya no es necesario mirar al cielo (físico) para descubrir nuestra estrella y luego poder dialogar con Dios. Dios nos presenta ahora nuevas estrellas, son interlocutores, para iniciar un diálogo intercultural e interreligioso, y éstos están a la vuelta de la esquina. He ahí nuestra misión…

*Sobre el autor:

El P. Gino Jiménez Huésped SVD nació en Santiago, Chile, el 20 de enero de 1953.  Realizó sus estudios de seminario en Argentina y posteriormente recibió la ordenación sacerdotal en Chile.

Ha servido como misionero  en Ghana e Italia y  actualmente está a cargo de  introducir a los religiosos verbitas del extranjero a la vida y misión en Chile.