Hoy comienza en nuestro país el Mes de María, un tiempo de oración e intercesión por las necesidades personales, familiares y comunitarias. Es una práctica de fe que mueve a las comunidades cristianas de Chile a rezar el Santo Rosario en sus capillas, colegios, hogares y parroquias, tal como hará la Parroquia María Misionera de Maipú que desde el año 2021 es acompañada por la Congregación del Verbo Divino. Uno de sus diáconos permanentes, Ernesto Álvarez, relata qué expectativas tienen y cómo celebrarán este Mes dedicado a la Santísima Virgen.
Próximos a empezar el Mes de María, tengo que dar gracias a Dios porque este año podremos celebrar la devoción a la Santísima Virgen todos juntos en nuestra comunidad parroquial de María Misionera de Maipú. Los años inmediatamente anteriores a este 2022 fueron distintos por la pandemia, sin embargo, ahora la alegría y también la ansiedad nos invaden: muchos quieren participar activamente, como por ejemplo la Pastoral de Adultos Mayores, abuelitas muy devotas de la Virgen con una larga tradición de fe y oración y muchos, pero con muchos Rosarios a su haber.
Las distintas capillas de nuestra Parroquia se ofrecen a celebrar los “Rosarios del Alba” los sábados a las 7:00 AM para seguir con la Santa Eucaristía y luego el tradicional compartir con pan amasado. Nos hace tanta falta reunirnos como una sola comunidad, una sola Iglesia, para orar por nuestra parroquia y ser “una familia abierta, acogedora y solidaria; y llegar a ser una comunidad de fe firme y esperanza siempre renovada” como dice parte de nuestra Oración Parroquial.
Confiamos en la intercesión de la Virgen para que nuestra comunidad sane tantas heridas provocadas por nosotros mismos y así poder centrar todo nuestro servicio a la Iglesia, con amor a Dios y al prójimo, teniendo a Jesucristo como centro de toda nuestras acciones y oraciones.
¡María Misionera, congréganos en torno a tu Hijo Jesús!
Sobre el autor
Ernesto Álvarez Rossel
Ernesto Álvarez Rossel es diácono permanente en la Parroquia María Misionera de Maipu. Está casado con Jany Cancino hace 39 años con quien tiene tres hijas: Mariel, Valentina y Belén y una nieta de 4 años llamada Ayelen Antonia.
Fue ordenado el año 2014 en el Santuario Nacional de Maipú por Monseñor Galo Fernández y en su comunidad es conocido como “el diácono Tom”.
Actualmente acompaña a las Pastorales de Novios y Encuentros Matrimoniales y desempeña su ministerio con felicidad a la espera de jubilar en su trabajo secular para dedicar más tiempo al servicio de la Iglesia en los rostros de los hermanos que sufren