*Por: Juan Cristóbal Pasini

El ejercicio de arar la tierra nos conecta con una de los misterios más transformadores de nuestra vida: la tierra árida que aparentemente no tiene vida, es atravesada por el arado y, al ser dada vuelta, se produce una sobreabundancia de olores, colores y formas de vida.  La tierra que alguna vez pensamos que estaba muerta y sin vida, deja ver una nueva realidad: después de la desolación y la muerte, siempre hay una experiencia de vida que llena todos los espacios.

Así mismo, la experiencia de la pasión y muerte en cruz, no tienen la última palabra.  La Resurrección de Jesús es el grito de Dios a la humanidad para ayudarnos a reconocer que la muerte no vence a la vida, sino todo lo contrario: es la vida la que vence todos los espacios de dolor y muerte que pueden existir en la humanidad. 

 Sin embargo, la plenitud de esta experiencia puede quedar reducida y sin un sentido profundo si no se experimenta en todos los rincones de nuestra experiencia humana.  Por esta razón, cabe preguntarnos: ¿qué es para cada uno de nosotros la Resurrección?

 Para mí, hoy la Resurrección es que Rusia deje de invadir a un país matando civiles, quebrando familias e instalando el miedo en personas inocentes.

Para mí, hoy la Resurrección es que la crisis mundial de agua nos haga tomar conciencia del cuidado de la tierra y del medio ambiente.

Para mí, hoy la Resurrección es que el pueblo mapuche pueda experimentar la reparación de tantos años de deuda sin encontrar vías claras de sanación.

Para mí, hoy la Resurrección es que palabras como «roto», «flaite», «maricón» salgan definitivamente de nuestro vocabulario para referirnos al que es diferente.

Para mí, hoy la Resurrección es que todas y cada una de las personas que habitan nuestro país, no solo se sientan aceptadas, sino que vean que en nuestro Chile hay espacio para que cada habitante pueda tener la certeza de que es un aporte importante para que entre todos construyamos una sociedad.

Para mí, hoy la Resurrección es que la educación de calidad la vivamos como un derecho para cada estudiante, y no como un privilegio al que solo algunos podemos llegar.

Para mí, hoy la Resurrección es que la salud de cada uno de los chilenos pueda ser atendida con calidad y eficiencia, sin distinción de clases sociales.

Para mí, hoy la Resurrección es que la escasez habitacional pueda ser saldada con una mirada generosa.

Para mí, hoy la Resurrección es que cada uno de los migrantes que llegan a Chile arrancando de la violencia de sus países de origen, encuentren un espacio para realizarse y aportar.

La Resurrección la viviremos cuando todos nos sintamos invitados a compartir la mesa sin que nadie se sienta postergado, porque Jesús resucitó precisamente para la humanidad entera… para que resucitemos con Él. 

*Sobre el autor:

Juan Cristóbal Pasini nació en el año 1977. Después de su paso por la Compañía de Jesus, se casó con Nicole y junto a ella son padres de dos hijos: Iñaki y Amelia.  Actualmente trabaja como Director de Formación en el Colegio del Verbo Divino de Las Condes.