* ¿Quién fue la Madre María Micaela?

Fue la co-Fundadora de la tercera Congregación fundada por San Arnoldo Janssen: Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua (SSpSAP)

* ¿Algo sobre su vida?

Nació el 7 de enero de 1862 en Hors-eher, Westfalia, Alemania. Su nombre según el registro de Bautismo era: “Adolfina, Bernardina Guillermina Tönies”.  Sin embargo siempre escribió su nombre como Adolfina.  En la familia le decían: “Finchen”.  Sus Padres fueron: Juan Tönies,  y Matilde Wegener,  ambos profundamente creyentes, vivían su fe de manera práctica en la vida diaria con honestidad e integridad.  “Finchen” tuvo diez hermanos, ella era la tercera. Manifestó desde niña su naturaleza serena, su talento para ser líder y entusiasmar a los demás y el rasgo de piedad, que desarrolló en ella una apertura siempre mayor a Dios.

* Su misión como educadora: Después de completar nueve años de estudio en 1876 realizó su gran deseo: estudiar para ser profesora.  Terminado el curso obtuvo calificaciones excelentes y le ofrecieron un puesto en la escuela de misión en Rendsburg.  Había un solo curso en la escuela y el número de alumnos llegó a sesenta, todos de diferentes edades.  Fue una tarea hermosa pero no fácil, según escribió ella a San Arnoldo.  El “Divino Maestro”, quien “ordena todo para el bien de los que lo aman”, la estaba “educando”, preparándola para su futura misión de Madre Espiritual y formadora de Religiosas.

* Contemplativa y misionera:  Durante los diez años en la misión como profesora, podía adorar cada día al Santísimo Sacramento ya que la iglesia, la casa parroquial, la escuela y su vivienda constituían un solo edificio.  Además  era la organista de la parroquia y tenía el privilegio de adornar el altar los domingos y fiestas.  Todo le ofrecía la oportunidad de estar más tiempo en contacto con Jesús Sacramentado. Los católicos eran minoría en esa región por lo que en sus momentos de adoración oraba para que las familias de sus alumnos de diferentes confesiones religiosas, también descubrieran la verdad “ ante la Luz del Verbo y el Espíritu de Gracia”.

La voz de Jesús, “el Sol Eucarístico” (así Lo llamaba ella), comenzó a llamarla con insistencia y después de participar en un Retiro Espiritual para profesoras, decidió ingresar a la vida religiosa.  Su tío materno, el Padre Wegener SVD, la orientó hacia la segunda Congregación fundada por San Arnoldo, así fue como “Finchen” se tornó una “Misionera Sierva del Espíritu Santo”: La Hermana Micaela. Tomó nuevamente su amada tarea de profesora dando clases a las futuras misioneras siendo también la organista y directora del coro.  Fue encargada de la formación de las postulantes a quienes animaba para que fueran agradecidas al Señor por la inestimable gracia de la vocación llamándolas y eligiéndolas entre muchas.

San Arnoldo eligió el 8 de diciembre de 1896 para la fundación de su tercera Congregación y aceptó el pedido de la Hna. Micalea para ingresar a la clausura. Entonces junto con otras cinco Hermanas recibieron el hábito rosado, símbolo del amor y la alegría del Espíritu Santo y el escapulario y velo blancos, símbolos de la pureza y de su Consagración. También recibieron el nombre de María, ya que la Virgen sería su modelo en la Vida Contemplativa-Misionera  en la maternal inmolación silenciosa y orante por la salvación de todos.  Después de un año la Madre María Micaela fue encargada de la conducción en la nueva la Congregación.  El centro de su oración era la Adoración Eucarística y la alabanza en el Oficio Divino, intercediendo constantemente por los Misioneros y Misioneras, implorando al Espíritu Santo que abriera todos los corazones para recibir y vivir la Palabra predicada y vivida por ellos.

* Su programa de vida puede resumirse en los siguientes pensamientos que a menudo repetía a sus hijas espirituales, quienes dan testimonio en sus escritos de que la Madre verdaderamente “vivía lo que enseñaba”:

 

“Vivir serenamente bajo la mirada de Dios.

Trabajar con alegría por Dios.

Verlo todo según Dios.

Arder de celo por la gloria de Dios.

Con sencillez filial gozarse en Dios.

Reposar profundamente en Dios

 

Su piedad y espíritu de oración eran profundos y de corazón, era llana, simple, sin ostentación.  Se caracterizó a sí misma en estas palabras: “Debemos considerar todas las cosas naturales de una manera sobrenatural y realizar con naturalidad las cosas sobrenaturales”. Vivía en un ambiente de fe, en un mundo de valores sobrenaturales

Su amor y veneración a la Santísima Trinidad: Aconsejaba repetir el “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…” en la adoración, ya que con las Tres Divinas Personas nos encontramos en el Santísimo Sacramento.  El tema de “vivir en la presencia de Dios Trino en los corazones” era su preferido.  El vivir en presencia de Dios la fascinaba y por eso trataba con gran respeto y amor a cada persona ya que veía en cada una, la morada del mismo Dios. Animaba a sus hijas espirituales a adorarlo e inclinar la cabeza con una sonrisa al encontrarse con una co-Hermana por esa misma razón.

Deseaba que “¡el Espíritu Santo ilumine a todos con su luz y los colme con su amor!”.  Anhelaba que sus hijas espirituales poseyeran “un corazón gozoso y alegre.  Esta gracia es dada cuando se coloca la vida entera bajo la especial protección del Espíritu Santo, entregándole a Él toda la vida interior, hasta los más secretos pensamientos y deseos”.

 La Perpetua Adoración de la Santa Eucaristía: su “SOL EUCARÍSTICO”.  “El 25 de febrero de 1934, cuando las manos orantes y los vigilantes ojos de la Madre María Micaela se cerraron para siempre; habían transcurrido más de 38 años desde la hora en la que, como María de Betania, había elegido la parte mejor y se había arrodillado ante el altar.  El Maestro la había llamado para colocar entre sus manos una gran tarea.  Él, el eterno y gran adorador, el Cristo místico en la luminosa blancura de la pequeña hostia, escondido en el tabernáculo, la había llamado.  ¿Y qué es lo que Él tenía para decirle a ella y al pequeño grupo de Perpetuas Adoradoras que había venido con ella?.  Una palabra impregnada de significado: “Mi vida será su vida”.  Y ellas comprendieron al Divino Maestro, comprendieron su programa de vida: “Ellas debían vivir Su vida”. Una vida de humildad y ocultamiento, de transformación espiritual, de sacrificio y de obediencia, de amor y unión, de perpetua oración, de adoración y de alabanza, acción de gracias y expiación, de apostolado eucarístico, de intercesión por sus siervos ungidos y por todo el mundo.  Este era el programa que el Fundador tenía en mente y que la Madre María Micaela llevó a cabo como co-Fundadora de la tercera Congregación. 

Como una líder y maestra leal y verdaderamente espiritual, ella desempeñó incansablemente su oficio por medio de la palabra y del ejemplo y colocó todas sus energías al servicio de la Perpetua Adoración y la glorificación del Santísimo Sacramento. Su corazón estaba encendido por el Divino Corazón en la pequeña Hostia en la custodia dorada, sus ojos fijos en Él, sus manos trabajaban por Él, sus pensamientos y sus planes giraban en torno a Él.  Estableció 9 Santuarios de Perpetua Adoración al Rey Eucarístico y condujo centenares de Adoradores hacia Él.  Amaba y cuidaba de la Sagrada Liturgia, que gira en torno al misterio central de la Adoración Cristiana: la Santa Eucaristía.” (Hna. María Baptista 1874-1942)

La Madre María Micaela es para nosotros un modelo en integrar armoniosamente la contemplación con la acción, la prudencia humana con la confianza en Dios, la firmeza con la bondadMujer valiente y arraigada en Dios.  Su ejemplo constituye un desafío para apreciar sumamente el culto de la Perpetua Adoración.  Como ella aspiramos a la perfección cristiana por la senda de la caridad, siguiendo su consejo de “hacer lo ordinario extraordinariamente bien”.  Muchas personas en diferentes partes del mundo han alcanzado gracias espirituales y físicas por su intercesión. La Madre María Micaela está en proceso de Beatificación y creemos que el ejemplo de su vida, siempre dócil al Espíritu de Amor que la condujo por el camino de la santidad, es y será también un estímulo y una guía segura para que muchas personas puedan ser, como ella, “Adoradoras en Espíritu y Verdad” y “bajo la mirada del  SOL EUCARÍSTICO, puedan servir  a Dios con alegría”.