El domingo 29 de mayo, en la Solemnidad de la Ascensión del Señor, la Iglesia celebrará la 56ª Jornada mundial de las Comunicaciones Sociales. En ese marco, compartimos la siguiente reflexión del Equipo de Liderazgo General de los Misioneros del Verbo Divino sobre la comunicación y su trascendencia para la misión en los tiempos de hoy.
El 15º Capítulo General (2000) colocó la comunicación como una de las Dimensiones Características de nuestra Congregación junto con el Apostolado bíblico, la Animación Misionera y las actividades de Justicia y Paz e Integridad de la Creación. De esta manera, además de poner de relieve la importancia de la comunicación como herencia desde el tiempo de Arnoldo Janssen, el Capítulo General reconoce la comunicación como rasgo distintivo de cada miembro de la Congregación y como una actitud básica necesaria para nosotros los Misioneros del Verbo Divino como se refleja en nuestras constituciones (Constituciones #115).
Las Constituciones #102 lo expresan aún de manera clara: “en virtud de su ser misionero SVD, cada cohermano está llamado a comunicar” (co.102). Entendemos entonces las obligaciones de las provincias, regiones y misiones de hacer del ministerio de comunicación una de las prioridades para “promover el amor por las Sagradas Escrituras, de alentar a los cristianos a vivir su vocación misionera común, de luchar contra la intolerancia y el odio, y de compartir el mensaje del amor de Dios”. (Política de Comunicación en la Sociedad del Verbo Divino (SVD) p. 25).
Por eso, los nombramientos de los coordinadores de comunicaciones en la mayoría de las Provincias, Región, Misiones (PRMs), los centros de comunicaciones en algunas provincias, el compromiso de algunos cohermanos en los medios de comunicación tanto oficiales como privados y la presencia de muchos cohermanos en los medios digitales y redes sociales, sobre todo durante el tiempo de Covid-19, solo se entienden como prueba de nuestro compromiso en ese campo de apostolado para la evangelización.
Es cierto que existen iniciativas de comunicación, tanto a nivel interno como externo en nuestras PRMs. La mayoría de las provincias, regiones y misiones tienen un boletín informativo que mantienen informados a los cohermanos sobre las noticias de la Congregación y las decisiones del Consejo. Del mismo modo, algunas provincias también tienen revistas misioneras que hacen visible nuestra labor misionera local y mundial visibilizando además la animación misionera y recaudación de fondos para la misión SVD en el mundo. En la misma línea, hay provincias que tienen también su propia emisora de radio y televisión para la evangelización. Así, muchos cohermanos participan en las emisoras de radio y canales de televisión a través de programas de homilías, de evangelización o de concientización sobre temas sociales que afectan nuestras sociedades. En este sentido, nuestros centros de comunicación ofrecen una variedad de materiales audiovisuales para la evangelización y la animación misionera.
Con la evolución de la tecnología y los medios digitales a nuestro alcance, el conjunto de nuestras PRMs, disponen de grupos de WhatsApp para la comunicación interna. Muchos cohermanos están presentes en las redes sociales, tanto a nivel individual como institucional. Todas esas incitativas son buenas y son dignas de reconocimiento. No obstante, no debemos perder de vista que “comunicar no es una actividad, sino un modo de vida, una forma de estar en el mundo.” (Juan Narbona: Comunicare la fede oggi, p. 5.). Como podemos ver, la comunicación entre humanos ya sea desde la perspectiva humana como tecnológica, acaparan la esfera de nuestra vida cotidiana. Internet y los medios digitales ofrecen muchas posibilidades de acceso al saber y de interacción entre las personas. Sin embargo, como expresa el Papa Francisco, “… esos medios se han manifestado como unos de los lugares más expuestos a la desinformación, a fake news y a la distorsión consciente y planificada de los hechos y de las relaciones interpersonales, que a menudo asumen la forma del descrédito.” (Mensaje del santo padre Francisco para la 53 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2019).
El XVIII Capítulo General (2018), destaca la importancia de esos medios para proclamar la Palabra de una manera que pueda conducir a la transformación del mundo en una sociedad más humana y justa de acuerdo con los valores del Reino de Dios e instiga a un uso responsable de los medios a nuestro alcance. Asimismo, el Capítulo General nos invita desarrollar estrategias y programas para individuos y comunidades sobre el uso responsable de los medios sociales y la tecnología digital. (Documento Capítulo General XVIII, # 46 – 47).
De este modo, nos gustaría poder retomar algunas actitudes y prácticas que consideramos importantes para fortalecer y mejorar nuestras comunicaciones ya sea interpersonales como tecnológicas y tanto al nivel personal como comunitario.
Inspirarse en Jesús como comunicador por excelencia
Cuando se trata de comunicación, Jesús es un maestro extraordinario. “Jamás hombre alguno ha hablado como este Hombre habla” (Jn. 7, 46). Jesús era un narrador extraordinario. En un lenguaje sencillo, utilizaba imágenes (40 imágenes en los evangelios), concisas, llenas de verdad y claridad. Imágenes que dicen mucho y reflejan la vida cotidiana de la gente. “Sabía utilizar una historia, una alegoría, una metáfora en el momento adecuado… Ya sea para despertar el interés, para desactivar un conflicto o para fomentar la reflexión personal, pero sin traicionar la sustancia del mensaje”. (Thierry Lenoir: Parole de chair. Les techniques de Jésus, maître en communication), “Jesús sabía cómo cautivar a sus oyentes, porque poseía una asombrosa “paleta” de actitudes ganadoras en la comunicación. En primer lugar, su entusiasmo era contagioso. Le bastó decir a unos pescadores ociosos: “Seguidme y os haré pescadores de hombres” (Mt 4,19) para que lo dejaran todo para seguirle. Su visión era decididamente positiva y optimista. Se atrevió a hablar de felicidad a la tristemente explotada “gente pequeña” de Galilea. Incluso les dijo: “¡Sois la sal de la tierra, la luz del mundo! (Mt 5,13s). El mensaje estaba destinado a “dar en el clavo”. Sus ideas eran claras y concisas, desprovistas de ambigüedad. Llegaba al final de sus pensamientos” (Thierry Lenoir: Parole de chair. Les techniques de Jésus, maître en communication).
Poner al ser humano en el centro de la comunicación
Una de las desviaciones presentes en los medios de comunicación, sobre todo en los medios digitales o redes sociales es el triunfalismo, el narcisismo y el protagonismo de uno mismo. No nos libramos de este mal en la vida religiosa y en la Iglesia. ¡Cuántos cohermanos son demasiados efectivos en internet o en redes sociales, pero toda gira en torno a ellos! El otro, el ser humano, ocupaba el centro de la comunicación de Jesús. Asimismo, buscaba siempre responder a las necesidades del ser humano. Con él, los marginados de la sociedad encontraron un hogar. Los que se humillaban o se sentían aplastados por la vida eran aceptados e incluso valorados.
Hacer una comunicación que invita a la acción
Somos testigos de comunicaciones que, en vez de unir a las personas, las divide; comunicaciones que incitan al odio y a las guerras. Sin embargo, las comunicaciones de Jesús abren posibilidades: invitan al amor, a la paz, a la caridad, a la comunión, etc. “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;” (Lc 6, 43 – 44).
Ser un comunicador oyente
Además de la empatía que ha de ser una de las cualidades imprescindibles, la escucha activa es algo fundamental para cualquier comunicador. Uno de los grandes retos de la comunicación hoy en día es ofrecer a veces remedios a las necesidades que no existen de antemano. De hecho, es la lógica que hay detrás de la mayoría de los anuncios publicitarios. La Iglesia no es ajena de esta práctica en el ámbito de la Fe y de la evangelización. Como dice el Papa Francisco, “un buen comunicador es ante todo un oyente”, porque, estima el Pontífice, “No se comunica si antes no se ha escuchado, y no se hace buen periodismo sin la capacidad de escuchar. Para ofrecer una información sólida, equilibrada y completa es necesario haber escuchado durante largo tiempo…” (Mensaje del santo padre francisco para la 56 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2022). Por lo tanto, hemos de priorizar siempre esa habilidad en nuestras comunicaciones: escuchar activamente a nuestros interlocutores, comprender ante todo sus pensamientos, ideas y sentimientos.
Hacer buen uso de los medios
Internet y los medios digitales son inventos maravillosos de la técnica que, por su naturaleza, pueden llegar no sólo a los individuos, sino también a las multitudes. “Si se utilizan rectamente, proporcionan valiosas ayudas al género humano” (Decreto Inter Mirifica: sobre los medios de comunicación social), pero también, pueden dañar a la misma persona. A la llamada de hacer un buen uso de esos medios como religiosos, se añade la invitación a la prudencia, la disciplina y al autocontrol. No podemos dejar que nos dominen o nos esclavicen los medios o que los medios nos dicten un modo de vivir, a veces contrario a los valores evangélicos y religiosos.
La profesionalidad
Ante la proliferación de los medios, hay siempre riesgos de abarcar todos y al fin y al cabo no estar en ninguno. Por eso, es bueno ser reflexivos y valorar qué medio se necesita según las necesidades. A esto se añade el profesionalismo si queremos conseguir buenos resultados en nuestra comunicación. El buen comunicador no nace, sino que se hace. Nuestros equipos de comunicación deben formarse en la materia y formar a los demás en nuestros formandos en las casas de formación, los demás cohermanos en las PRMs, nuestros parroquianos, etc.
Esperemos que nuestro entendimiento de comunicación como entrega de uno mismo en amor nos ayude a todos a hacer de nuestras comunicaciones instrumentos para que llegue el corazón de Jesús a los corazones de todas las mujeres y de todos los hombres.
P. Paulus Budi Kleden y el Equipo de Liderazgo General