Más de 20 organizaciones eclesiales, movimientos populares, colectivos de la sociedad civil, congregaciones religiosas (entre ellas la SVD), pueblos y comunidades, publicaron el manifiesto «Frente a una economía de muerte construyamos una economía samaritana;» siempre al servicio de la justicia social y el cuidado de la casa común.

Así, las entidades expresaron su adhesión a la Campaña de Desinversión en Minería, promovida por la Red Iglesias y Minería; conscientes de que el primer paso para cambiar la realidad del extractivismo es dejarse interpelar por el llamado hecho por el Papa Francisco durante el IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares; en el que aseguró que desde la unión de voluntades es posible dar una respuesta efectiva para enfrentar al sistema extractivista que está acabando con lo mejor de nuestra casa común.

El manifiesto recuerda que la Desinversión en Minería surgió como una acción de conversión, luego de escuchar la vida y las reivindicaciones de los pueblos y la naturaleza.
Desinvertir en Minería es un acto de coherencia ética que debe ocurrir tanto al interior de la Iglesia como en sus instituciones. El objetivo es crear conciencia entre la sociedad civil, para que desde ninguna posición seamos cómplices de la destrucción de la Casa Común, a lo que se agrega que es necesario estar al lado de las comunidades que sufren el impacto biológico del extractivismo.

Al respecto el manifiesto «Frente a una economía de muerte construyamos una economía samaritana« exhorta a organizaciones, instituciones, movimientos sociales y personas de buena voluntad a coordinar acciones de manera conjunta para acelerar la conversión ecológica y la transformación social. La invitación es a unirse al grito de las comunidades afectadas por la minería, alzar las voces en el mundo siendo testimonio de esperanza y coherencia, construyendo unidad y conectando posibilidades hacia una conversión ecológica y economía samaritana.

¿Cómo lograrlo?
Buscar caminos para una Economía Samaritana

Esto implica hacer realidad el numeral 169 de Fratelli Tutti, es decir, «pensar en la participación social, política y económica de tal manera «que incluya a los movimientos populares y anime las estructuras de gobierno locales, nacionales e internacionales con ese torrente de energía moral que surge de la incorporación de los excluidos en la construcción del destino común«.

Socializar y denunciar

No podemos permanecer en silencio ante la realidad de explotación e injusticia, no podemos ignorar el sufrimiento de miles de personas, por causa del extractivismo, por eso, se deben adelantar acciones que ayuden a sensibilizar a las comunidades sobre los impactos de la minería y otros proyectos depredadores que solo generan riqueza para unos pocos.

Coherencia desde las prácticas

Es necesario asumir una reflexión seria sobre nuestros hábitos económicos, las inversiones al interior de nuestras organizaciones, pensando siempre en fomentar los derechos humanos, la justicia social climática y medioambiental, la equidad de género y el bien común, sin olvidar que somos custodios de la creación.

Promover la desinversión en la minería

Este proceso consiste en promover y trabajar en un modelo distinto que rechace las numerosas formas de injusticia que se nutre por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar y descartar.

Valorar la organización comunitaria

Ante los efectos del extractivismo se hace necesario apoyar y respaldar a las comunidades territorios y pueblos que están defendiendo su derecho a existir, por lo cual es necesario acompañar y denunciar sus dolores.

Este manifiesto hace un llamamiento tanto a las iglesias, los movimientos populares y la sociedad civil para que se unan en la creación de una estructura social que “sea capaz de transformar el modelo económico caracterizado por la ciega voracidad de un tipo de explotación extractiva que no para de crecer y expandirse; que cuanto más extrae y más deprime, más necesita para seguir destruyendo la naturaleza”.


Fuente: Prensa Celam