El cuidado de la casa común es una necesidad cada vez más urgente. La emergencia climática es algo cada vez más visible en la subida de los mares, un planeta más cálido y un clima más extremo. Esta es una situación que la Iglesia católica pretende enfrentar, una tarea común, pero que está siendo impulsada de modo especial por el Movimiento Laudato Sí.
Cumplir el acuerdo de París
En vista de la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que se celebrará del 31 de octubre al 12 de noviembre en Glasgow (Reino Unido), donde los países anunciarán sus planes para cumplir los objetivos del acuerdo de París, se ha realizado una petición a los líderes políticos mundiales (puede firmar aquí).
Desde el Movimiento Laudato Sí afirman que “tenemos una oportunidad como ninguna otra. Es nuestra responsabilidad como católicos alzar la voz de los más vulnerables e incidir por ellos”.
En la petición, que tiene como título “Planeta sano, Gente sana”, se afirma que “Unidos en solidaridad con los más vulnerables, los católicos y otras personas de fe les imploramos que tomen medidas urgentes en consonancia con la ciencia para toda la Creación en la COP15 y la COP26 de este año”.
Covid-19 un síntoma alarmante de una emergencia ecológica
El escrito hace ver que “la crisis del COVID-19 ha sido otro síntoma alarmante de una emergencia ecológica”, insistiendo en que “la humanidad no puede estar sana en un planeta enfermo”. Por ello se recuerdan las palabras del Papa Francisco en que pide “conseguir que el medio ambiente sea más limpio, más puro y que se conserve. Debemos cuidar la naturaleza para que la naturaleza nos cuide a nosotros».
El planeta está perdiendo la biodiversidad a pasos agigantados, cada vez más vemos la subida del nivel del mar y un clima más extremo, devastando vidas y medios de subsistencia, una cuenta que pagan los más pobres. La consecuencia de eso es que “nos estamos precipitando hacia una catástrofe global, que parece ser irreversible para nuestra casa común, con una trágica pérdida de vidas en toda la creación, a menos que actuemos ahora con gran urgencia”, señala la petición.
Siempre hay una salida
Ante eso se pide actuar en consonancia con la ciencia y se reclama que “los líderes mundiales aún no han actuado en consonancia con la urgencia científica y moral”. Ante ello, citando la Laudato Sí se afirma que “siempre hay una salida, que siempre podemos reorientar el rumbo», y se llama a apoyar a los pueblos indígenas y las comunidades locales.
La petición insta a los líderes mundiales a que reconozcan el factor humano en el cambio climático; asuman una acción ambiciosa, integrada y transformadora que responda tanto al clamor de la tierra como al de los pobres; ratifiquen urgentemente el Acuerdo de París para limitar el calentamiento a 1,5 grados centígrados; la cancelación de la deuda, para que todos los países puedan reactivar economías que funcionen para todos los pueblos y el planeta.
Para ello se debe llevar a cabo un esfuerzo mundial por alcanzar un límite de 1,5 grados centígrados en el calentamiento; cumplir sus promesas; catalicen la transformación; den prioridad a los derechos. Todo ello en vista de “una casa común equitativa para toda la vida, para las generaciones venideras”.