*Por: Andrés Jones SVD

Sudáfrica celebra  30 años de la abolición del Apartheid que fue un sistema legal de segregación racial implantado en 1948 y que permaneció vigente hasta el referéndum de 1992. Como resultado de este régimen, los derechos sociales y servicios, tales como: vivienda, hospitales, transporte, parques y todos los otros espacios fueron separados en cuatro grupos, asentándose con el poder exclusivo una minoría blanca: blancos, negros, los de color y gente de India (o de ascendencia asiática).

Muchos nombres son reconocidos como grandes personajes que colaboraron con el fin de la segregación, el desarrollo de Sudáfrica y principalmente en la promoción de los derechos humanos como por ejemplo: Desmond Tutu, Frederik de Klerk, Winnie Madikizela, Shaka Zulú, entre otros. Dentro de este grupo me gustaría presentarles a Nelson Mandela (Madiba), quien es considerado un libertador y padre de la Nación sudafricana.

 “Ha llegado el momento de curar las heridas. El momento de salvar los abismos que nos dividen. Nos comprometemos a construir una paz completa, justa y perdurable. Hemos triunfado en nuestro intento de implantar esperanza en el seno de millones de los nuestros. Contraemos el compromiso de construir una sociedad en la que todos los sudafricanos, tanto negros como blancos, puedan caminar con la cabeza alta, sin ningún miedo en el corazón, seguros de contar con el derecho inalienable a la dignidad humana: una nación irisada, en paz consigo misma y con el mundo”.

Este es un fragmento del discurso de Nelson Mandela en su día de investidura como primer presidente electo en un sufragio universal. Abogado, activista político y que en su gobierno se abocó en poner las bases para que Sudáfrica sea de todas las personas que moran en sus fronteras. Fue un promotor de la reconciliación social y combatió toda clase de discriminación cualquiera sea su forma. Considerado uno de los grandes líderes que hemos visto en la historia y con mucha razón porque, ni el haber pasado por tantas adversidades o el estar privado de libertad por más de 27 años por su lucha contra el Apartheid, le impidieron seguir aferrado a su sueño de ver una sociedad diferente, más justa y con iguales oportunidades.

 El poder del perdón

 Mandela entendió que construir una sociedad tal sobre la base del odio o la venganza llevarían a repetir las mismas realidades de aquellas por las que él mismo dedicó toda su energía para cambiar. Más que por sus años “perdidos” en la cárcel, la historia lo recuerda y lo recordará por haber encontrado justamente su propio camino de libertad.

Ese tiempo de encierro lo llevó a vencer su propia barrera personal para abrirse al ideal de construir una nueva Sudáfrica, en donde el discurso traumático del pasado debía abordarse pero en clave de construcción de un nuevo horizonte donde la integración, el perdón, reconciliación y unidad debían aflorar más que nunca.

 Además de la persona de Madiba, también hay otros aspectos sumamente relevantes que Sudáfrica ofrece como positiva y son signos que representan los anhelos y valores humanos más profundos, como por ejemplo, la Raimbow Nation. La frase fue acuñada por Desmond Tutu, el primer arzobispo Anglicano negro sudafricano condecorado Nobel de la Paz y que también es una figura entrañable en la lucha del fin de la segregación en su país. ¡Quién no se ha quedado alguna vez contemplando en el cielo un arco iris que destella belleza, armonía con la combinación de esos colores, verdadera obra de arte de la naturaleza! Pues bien, eso fue lo que quiso provocar el arzobispo con la frase y es la asombrosa diversidad cultural que habita en su país, que así como el arco iris con su multicolor apariencia forma una armoniosa forma arqueada y brillante. Pues bien, tal fue el optimismo por cambiar el rumbo viciado por caminos de integración, de reconocimiento de cada etnia y culturas a través del diálogo para llegar a la anhelada unidad de la sociedad.

Claro está que es un camino largo y arduo de transitar para llegar a esos anhelos. Todavía hoy, llegando a los 30 años del fin del Apartheid, Sudáfrica está muy marcada por su historia reciente. El Banco Mundial cuenta al país africano entre las sociedades más desiguales del mundo. Si bien hay declaraciones oficiales del fin de la segregación sin embargo, en lo cotidiano se vive y se siente rezagos de aquello; hay una alta percepción de corrupción.

Estadísticamente es un país muy inseguro por su alta criminalidad, mucho feminicidio y violencia contra la mujer.  Más del 80% de las tierras cultivables pertenecen a un puñado de privilegiados. El pueblo sudafricano sabe de levantarse de las adversidades, porque es un pueblo resiliente, esperanzado y tienen en el horizonte un vasto proyecto de humanización en construcción.

En conversaciones con una señora  sudafricana (Zanele), durante mi estadía allá, y quien sufrió en carne propia el sistema de separación, me comenta que ante todos estos males le queda la esperanza del cambio.

Ese cambio que Mandela, Desmond Tutu, las víctimas de la masacre de los más de 170 estudiantes secundarios del Orlando West School por ir a marchar en contra del Apartheid; ese sueño de cambio no puede terminar tan fácilmente. La base fue bien puesta y cada uno va aportando para seguir construyendo una Sudáfrica diferente. Representado en ella está la mayoría de los ciudadanos que creen hacer posible vivir en una sociedad más justa, más equitativa y más inclusiva.

Sudáfrica con sus grandes hombres y mujeres da enseñanzas al mundo de que el cambio es posible. Que la diversidad no debe ser motivo de separación, que el diálogo es una herramienta con el cual se tienden puentes y derrumba murallas. Ellos han encontrado más provecho en el perdón, en la acogida, en el diálogo y la apertura hacia el “otro” que con la violencia y la venganza.

Finalmente, aunque Sudáfrica tiene menos del 7% de cristianos, hay mucho de Evangelio y sueños de Jesús en su historia. Si bien la mayor parte de su historia es política y reacciones sociales ante las injusticias pero ¿no es acaso el sueño de Jesús buscar encontrarnos en el perdón, en la reconciliación, en buscar la justicia a través del diálogo, de levantar la voz profética ante las injusticias como Madiba?

*Sobre el autor:

Andrés Jones Maqueda SVD es oriundo de Paraguay. Profesó sus primeros votos el año 2013 y continuó sus estudios teológicos en Chile. El 2019 viajó a Sudáfrica para hacer la experiencia transcultural y actualmente reside en Santiago donde realiza el segundo noviciado en preparación a los votos perpetuos.