*Por: P. Roberto Díaz SVD
El 15 de enero el calendario católico recuerda a San Arnoldo Janssen. Como buen santo fue un hombre verdaderamente multifacético. Una de sus facetas fue la de ser un auténtico formador, no solo como profesor de colegio, sino también como guía y orientador espiritual de adultos. En este breve artículo nos centraremos en esta segunda faceta.
Cuando Arnoldo Janssen en 1875 inició la casa de misiones en Steyl, Holanda, se mostró como un gran motivador y un buen organizador. Sin embargo, muy pronto él mismo se dio cuenta de la necesidad de formar sólidamente a las personas que daban sentido y sostenían toda su obra, los religiosos y religiosas, pero también los laicos y laicas que oraban y se comprometían concretamente con la naciente obra misionera del Verbo Divino. Conforman lo que hoy llamamos “Generación Fundadora”, que ayudó a dar forma al carisma y espiritualidad misionera de la familia religiosa que tiene a Arnoldo Janssen como inspirador.
Formar significaba para él no sólo transmitir conocimientos, sino posibilitar una experiencia espiritual que, según la propia opción de vida, como laico o religioso o sacerdote, pudiera ayudarles a profundizar su fe y vivencia cristiana. Hablando a los religiosos en el Seminario de St. Gabriel les decía: “Tengo este año como propósito principal la predicación de Ejercicios Espirituales. Quiero motivarles de corazón para que, quienes tienen la posibilidad de hacerlo aquí o en otros lugares, le den la importancia que amerita, ya que son sumamente importantes.”
Ya en 1878 inició su larga y fructífera labor de formación espiritual de cientos de laicos, primero varones y desde 1894, también de mujeres, por medio de tandas de Ejercicios Espirituales. Sus charlas se caracterizaban, tanto en la forma como en el contenido, por su simpleza y sencillez, reflejo de su propia personalidad.
Su pensamiento espiritual, aquello que lo movía internamente y aquello que le parecía de especial importancia en la fe, serán los temas que trate en sus conferencias y retiros.
Hasta nosotros han llegado sus cuadernos con esquemas esbozados escuetamente de sus Conferencias y Ejercicios Espirituales, que han sido estudiados con todo cuidado y han sido publicados en el original alemán, pero esperando aún ser traducidos al castellano.
Llama la atención en sus conferencias el conocimiento y uso de la Palabra de Dios; lo profundo de su pensamiento, especialmente cuando se refiere a la Santísima Trinidad o al Espíritu Santo; el cuidado en la preparación de las conferencias, aun cuando fueran para los miembros de su casa. Estas características suyas fueron altamente valoradas y elogiadas en su proceso de beatificación y santificación.
Hoy la Iglesia en general y la chilena en particular subraya la formación permanente de sus miembros, especialmente en el ámbito espiritual, para poder responder de manera reflexionada y creativa a los desafíos de nuestros tiempos, con un oído puesto en la vida del pueblo y el otro atento a lo que nos muestra el Espíritu Santo.
¡Que san Arnoldo Janssen, que confió en el esfuerzo humano de dejarse formar, académica y espiritualmente, nos anime en nuestro esfuerzo de dar respuestas lúcidas, creíbles e inspiradas por el Espíritu Santo a las búsquedas de nuestro tiempo!
*Sobre el autor:
El P. Roberto Díaz Castro SVD es el encargado de Comunicaciones de la Provincia y también acompaña pastoralmente, como capellán, al Colegio del Verbo Divino de Las Condes.
Fue formador en el Juniorado Panam y ha servido en diversas parroquias verbitas, entre ellas, en Osorno, Rancagua, Quepe y Puerto Domínguez.