Hace algún tiempo veníamos pensando en hacer una liturgia ecuménica para el 22 de octubre, por ser el día mundial de las misiones. Cuando estalla la guerra en Israel esa fatídica mañana del 7 de octubre pensamos en que no nos podíamos quedar tranquilos y ahí nació la necesidad urgente de convocar a una oración por la paz, y ampliarla de lo ecuménica a lo interreligioso, con un énfasis en convocar a judíos y musulmanes como un signo potente de paz. El Papa Francisco ha dicho al mundo con fuerza «el terrorismo y la guerra no conducen a ninguna solución, sino que toda guerra es una derrota…».
Así, en pocos días, contra el tiempo, comenzamos a llamar a nuestros conocidos. El primero que confirmó fue el Rabino Ari Sigal. Se sumaron luego Sacerdote ortodoxo Cristian Sylva , del Patriarcado de Antioquia. Luego, a los pocos días nos confirma el Hermano Abdul Jaliq de la comunidad musulmana, y finalmente se suman con mucha alegría dos jóvenes de la religión Bahai. Como anfitrión de casa, participó el padre Roberto Díaz, Sacerdote Verbita.
Llegado el día del encuentro, nuestra convocatoria de la asamblea partió tímidamente para luego llegar a 90 personas, entre apoderados, alumnos y conocidos. Para dar un eje teológico al encuentro de oración nos apoyamos en la regla de oro presente en todas las religiones.
La característica de la Regla de oro que más impresiona es su presencia en las principales corrientes religiosas, sapienciales y filosóficas de todo el mundo y de todos los tiempos. Un ejemplo es en Nueva York, en la entrada del Palacio de Cristal donde tiene la sede el secretariado de la ONU, hay un mosaico que representa hombres, mujeres y niños claramente de orígenes, religiones y culturas distintas. El mosaico contiene un escrito: “Haz a los demás lo que quisieras que te hicieran a ti”, la así llamada Regla de oro.
Con un coro precioso, formado por alumnas y alumnos del colegio, cuyas canciones fueron preparadas con especial cuidado, pues convocaban a la unidad en la diversidad fuimos entrando en el momento medular del encuentro, en que uno a uno, cada uno de nuestros invitados fue leyendo de sus libros sagrados esta regla de oro y luego rezaban según su tradición. El momento partió muy alto con las palabras y el canto en hebreo del rabino.
El templo era una sola alma, personas con los ojos llorosos al experimentar la unidad y la presencia de Dios en esos momentos. Luego el sacerdote ortodoxo, con su atuendo solemne, su presencia bellamente litúrgica y su oración profunda. Luego vino nuestro hermano musulmán, con humildad y empatía nos mostraba el bello rostro del islam.
Luego fue el turno del Sacerdote Verbita Padre Roberto Diaz, quien con su acogida como dueño de casa, evocó a los místicos, de diversas religiones, quienes en su contemplación nos hacen experimentar un Padre común. Por último, las jóvenes de la religión Bahai, oraron con sus textos sagrados en torno a la paz. Al final, hicimos un pacto de fraternidad, de seguir construyendo la unidad, de seguir visitándonos y orando hasta que vuelva la Paz en Tierra Santa. Cerramos con un presente, una plantita que se llevó cada uno para recordar que la paz se cuidad cada día. En palabras de los asistentes fue un momento de cielo, sagrado y profundo. Los jóvenes que asistieron dijeron que es lo más lindo que han vivido.
Aquí van algunas imágenes de lo vivido junto a los textos de la regla de oro presente en cada religión. Solo el Espíritu Santo puede lograr esa sintonía a través de todos los tiempos y tradiciones.
Ari Sigal, Rabino de la Religión Hebrea
«Lo que es odioso para ti, no le hagas a tu prójimo”. Esta es toda la ley, todo lo demás es comentario” (Talmud, Shabbat 3id – XVI siglo a.C.).
Abuna Cristian Sylva , de la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Antioquia
“¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo. (Evangelio de Lucas 10:31-37).
Roberto Diaz, Sacerdote Verbita de la Iglesia Católica
«Amarás a tu prójimo como a ti mismo». De estos dos mandamientos depende toda la Ley y los Profetas «» (Evangelio de Mateo 22, 36-40 – I siglo).
Abdul Jaliq, hermano musulmán
«Ninguno de ustedes es [verdaderamente] un creyente si no quiere para su hermano lo que quiere para sí mismo» (Número 13 de Imam, Quaranta Hadith Al-Nawawi ha. 6 – VII siglo).
Carolina Undurraga, laica de la Religión Bahai
“Bendito el que prefiere a su hermano antes que a sí mismo” (Tablas dei Bahà’u’llàh 7 – XIX siglo).
Colegio Verbo Divino de Chicureo