El próximo 30 de marzo, el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), en una tentativa de retomar el proceso de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe ha convocado el primer “Encuentro Eclesial virtual de América Latina y el Caribe”. Se quiere establecer un puente entre los 41 desafíos de la Asamblea Eclesial y el Sínodo sobre la Sinodalidad.
Aprender de Aparecida
Según el padre David Jasso, “somos una Iglesia en camino, de discípulos y misioneros de Jesús, quien se hizo llamar ‘el Camino’”. Para el Secretario General Adjunto del Celam, “la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe fue un paso en este itinerario pastoral al que nos llamó el Papa, pues todavía hay mucho que aprender de Aparecida como acontecimiento eclesial”.
En ese sentido, el presbítero mexicano destaca que “fruto del discernimiento comunitario de la Asamblea Eclesial tenemos desafíos pastorales que buscamos atender, acompañando a las personas, familias y comunidades del Continente”. Para ello, “este Encuentro Eclesial nos dará la oportunidad de modo virtual de coincidir recuperando la experiencia de la Asamblea Eclesial y aquello más significativo para cada uno”, reitera el padre Jasso, que hace ver no se puede “dejar de lado la ocasión para mirar animarnos en el proceso sinodal que estamos viviendo juntos”.
Semilla de transformación
Para la Hna. Daniela Cannavina, la Asamblea Eclesial es un “signo de alinearnos con el camino sinodal de la Iglesia Universal, que llegó a su momento cumbre cuando en noviembre pasado, vivimos dicho evento como un Kairós para la vida de nuestro continente”. Para la Secretaria General de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR), “esta Asamblea, llamada ‘desborde del Espíritu’, suscitó un acontecimiento inédito que, si bien contiene en sus entrañas algo nuevo que aún no vislumbramos acabadamente, es semilla de transformación. Por eso esta Asamblea se convirtió para muchos en una tierra de promisión, de la que se espera frutos de conversión”.
Según la religiosa, “este acontecimiento no emergió de manera espontánea, el camino se fue construyendo in crescendo con muchas expectativas y tensión hacia una novedad que comenzaba a despuntar”. Después de cuatro meses, “seguimos expectantes por lo que acontecerá como proyección”, afirma.
Y ahora, ¿cómo sigue todo esto?
En ese sentido, recogiendo voces que le han llegado en este tiempo, afirma que “muchos creen que, con la celebración de la Asamblea y los 12 desafíos pastorales prioritarios, ya llegamos a término”, a lo que se une para otros que “se cerró la página del Discernimiento para el Camino, y se abrió el Vademecum para el Sínodo de la Sinodalidad”. También se refiere a quienes sienten un vacío proyectivo y se preguntas “y ahora, ¿cómo sigue todo esto?”, y a quienes “no se enteraron aún que tenemos por delante 41 desafíos por abrazar, y temen que los 12 desafíos prioritarios dejen en el recuerdo a aquellos más relevantes que tocan aspectos medulares en orden a la misión, a la transformación de estructuras, modos de proceder, métodos de discernimiento y estilos de vida”.
También recoge las voces de quienes “cuestionaron la poca participación en la Asamblea de voces laicales o representantes de los márgenes”, lo que desafía a la Iglesia a “atrevernos a incorporar social y eclesialmente otras voces y saberes, otras perspectivas e interpretaciones, evitando el temor a lo diverso”.
Traducir la escucha en una conversión eclesial
También reflexiona sobre los pasos en vista de la operatividad de la Asamblea en las instituciones, algo que es dificultado por el desconocimiento del proceso, la poca participación de los obispos antes y durante, lo que debe dificultar la animación de lo que viene. También recoge las preguntas de quienes cuestionan si se traduce la escucha en un cambio, en una transformación, en una conversión eclesial, como también de quienes buscan qué hacer con lo discernido comunitariamente.
También hay quienes esperaban una mayor difusión de las conclusiones, evitando “seguir quedando en el mismo punto clerical de partida”. Pero al mismo tiempo “se valora grandemente el esfuerzo, la apuesta eclesial, la iniciativa de una experiencia sinodal que deja su impronta y vuelve a hacer visible la rica tradición que acompaña a la Iglesia Latinoamericana, y que ha marcado la identidad de la Iglesia en el Continente desde los primeros tiempos de la Evangelización”.
Apuntalar la incidencia
Finalmente, ante quienes aguardan resultados, un Documento final a ejemplo de las Conferencias Generales, la Hna. Daniela destaca la urgencia de “ayudar a apuntalar la incidencia en la pastoral, las interpelaciones emergentes ante lo compartido, discernido y reflexionado como Pueblo de Dios, así como los desafíos a responder en esta hora histórica”.
Frente al encuentro del día 30, Mons. Jorge Eduardo Lozano, afirma que “la experiencia de la Asamblea Eclesial que estamos viviendo, que ha tenido varias fases, una de las más conocidas o importantes del 21 al 28 de noviembre, y los desafíos que allí se elaboraron, son un campo sembrado más que propicio para esta experiencia de Iglesia sinodal”. Sin olvidar que se trata de “una experiencia sinodal en un camino sinodal que está llevando adelante la Iglesia universal”, según el Secretario General del Celam.