El 27 de octubre de 2019, con una Eucaristía en la Basílica de San Pedro, se clausuraba la Asamblea Sinodal del Sínodo para la Amazonía. Al cumplirse dos años, la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), han querido traer de vuelta lo vivido a lo largo de tres semanas de asamblea.
Avances y perspectivas por una Iglesia sinodal
El anversario se realizó con un webinar titulado “2 años del Sínodo Amazónico: avances y perspectivas por una Iglesia sinodal”, que contó con la presencia del cardenal Claudio Hummes, relator del Sínodo para la Amazonía y actual presidente de la CEAMA; Yesica Patiachi, indígena del pueblo harakbut, auditora en la asamblea y actual consejera de la presidencia de la REPAM; y Tania Ávila, teóloga indígena boliviana que estuvo presente en la asamblea sinodal como auditora.
La participación de los pueblos indígenas en un Sínodo es un hito, como afirmaba Yesica Patiachi. La indígena del pueblo harakbut insistió en que no se sintió discriminada, algo importante para unos pueblos que han sufrido “en carne propia muchas crueldades e injusticias”. La consejera de la REPAM resaltaba la mirada del Papa Francisco a los pueblos indígenas de la Amazonía, su escucha con atención, su trato especial, “un Papa muy cercano y muy humano”.
Los pueblos indígenas reman junto con el Papa
Patiachi insiste en que del mismo modo que el Papa Francisco tiene muy claro lo que quiere para la Amazonía, eso debe ser entendido y asumido por todos los que viven en la Iglesia de la Amazonía. Por eso hacía ver que “a muchos sacerdotes, religiosas, congregaciones les cuesta entender que la Iglesia se está transformando”. En ese sentido, decía tener miedo de que “todo lo que se dijo en el Sínodo se quede en la nada”, relatando sus palabras al Papa: “siento que estás remando solo, pero los pueblos indígenas estamos contigo y vamos a remar juntos”.
En su intervención insistía en ver el futuro como posibilidad de poder cambiar, de a partir del error construir nuevos caminos. Por eso ve necesario que el misionero entienda que “no viene con la receta mágica, lo que tiene que hacer es escuchar al hermano, algo que es posible desde la sinodalidad”. Desde ahí, “aplicar la interculturalidad, sin imponer”, pues según la indígena peruana, “la Iglesia no puede tener una relación tóxica con los pueblos indígenas”, algo en lo que reconoce que ya hay un avance. Se trata de dar pasos para entender lo que implica una Iglesia con rostro amazónico, de entender que no hay una receta para la Amazonía, que se está abriendo el camino, en un acompañamiento a largo plazo, en una Amazonía que es compleja.
Conversión para una acción misionera eclesial, sinodal y pastoral
La conversión a Jesucristo y a su Iglesia como parte de todo proceso eclesial. Este fue el punto de partida de la reflexión del cardenal Cláudio Hummes, quien afirmó que «esta conversión nace a su vez de un encuentro fuerte, personal y comunitario con Jesucristo», algo que ocurrió con los discípulos, que «sintieron un fuego nuevo en su interior que los llevó a ser misioneros». Esta conversión «debe ser constantemente retomada y alimentada durante la vida», según el cardenal.
Sin esta conversión, «nuestra acción misionera en la Amazonía será como paja que se quema y no tendrá nada de eclesial, sinodal o pastoral«, insiste el cardenal Hummes. Según él, «alimentado por la conversión eclesial, el camino sinodal de la Iglesia en la Amazonía hoy echa raíces y se fortalece», algo que se concreta en que «en la Amazonía, la Iglesia hoy convoca no sólo a los obispos como agentes del proceso, sino también a las demás categorías del pueblo de Dios».
Sínodo que ha generado nuevas experiencias eclesiales
Todo esto ha generado una Asamblea Eclesial Latinoamericana, dice el cardenal, que convoca a todas las categorías del pueblo de Dios. Para el purpurado, «representará también una innovación en la Iglesia mundial y reforzará la gran reforma de la Iglesia deseada por el Papa e indicada en su encíclica Evangelii Gaudium». En la misma línea, se refirió al reconocimiento canónico de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) por parte del Papa Francisco. Esto fortalece el trabajo de la Iglesia en la Amazonía, según el presidente de la CEAMA, pidiendo que la «erección canónica nos reconforte para trabajar, nos inspire y nos ensanche el corazón».
El cardenal llamó a «no olvidar que siempre trabajamos en red«, poniendo como ejemplo la REPAM. Reflexionó sobre la dificultad de las conferencias episcopales para entrar en la metodología sinodal. Aun así, considera fundamental que la CEAMA y las conferencias de los países que forman parte de la Pan-Amazonía elaboren conjuntamente el Plan de Pastoral de Conjunto, para «promover el proceso pastoral y sinodal en la aplicación del sínodo en el territorio».
Junto a esto, el cardenal Claudio Hummes reflexionó sobre la necesidad de «fomentar una mayor inculturación de la fe en el mencionado territorio«. San Juan Pablo II ya reflexionó sobre ello, recordó el cardenal, y lo está promoviendo la CEAMA, insistiendo en que «la inculturación, como sabemos, exige procesos largos».
Hilos que se siguen tejiendo
A través de diferentes símbolos, Tania Ávila ha ido relatando sus sentimientos sobre lo vivido en los dos últimos años a la luz de la Querida Amazonía y el Documento Final del Sínodo. La teóloga boliviana recordaba lo dicho hace dos años, cuando comparaba el Sínodo con un tejido, en el que “se dejarían hilos para seguir tejiendo”, algo expresado en conversiones y sueños. La auditora sinodal aboga por aprender relaciones colaborativas, por reconocer a los pueblos como los principales interlocutores, una insistencia del Papa en Querida Amazonía.
La experiencia de escucha, la búsqueda de diálogo, el reconocimiento de las voces diversas de distintas culturas y de los modos de sentirse Iglesia, son vistos como desafíos por la teóloga. Se trata de entender, como ocurre con el Río Amazonas, de que son muchos los ríos que confluyen, que “cada río trae las voces de sus territorios, de las personas que hacen parte de él, de los ancestros que han cantado a sus orillas, traen sueños de presente, del pasado y del futuro”. Pero también traen elementos negativos, que “en vez de dar vida crean muerte”.