El  29 de octubre de 1996 fallecía  el P. Enrique Sieben después de un vasto apostolado en el exterior y en Chile. Hoy, a 25 años de su muerte, hacemos memoria de esa vida y misión  con esta semblanza que cuenta con la colaboración de su hermano, el P. Luis Sieben SVD.

 

El P. Enrique Sieben nació en Santiago el 26 de febrero 1927.  Perteneció a una familia muy católica. Era el mayor de 4 hermanos.  Rezaban en casa durante la semana, luego les repartían lecturas sobre la vida de misioneros, especialmente de la SVD.

Estudió en el Liceo Alemán, dirigido por la Congregación que estaba en aquel entonces en calle Moneda 1661.  Ingresó al seminario aproximadamente a los 14 años, al colegio apostólico, el colegio San Alberto Magno, en Vicuña Mackenna paradero 7 (actual cárcel de mujeres, en el edificio antiguo).

Cursó la teología en el seminario San Francisco Javier en Villa Calzada, Argentina y recibió la ordenación en el mismo seminario el 11 de enero 1953.  Tras ese acontecimiento fue destinado a Indonesia pero como este país se había independizado hacía poco (de Holanda), no recibió la VISA del gobierno por lo que fue destinado como misionero al África occidental, Congo (Belga).

Allá fue asignado al vicariato de Cuanwo a la misión católica de Banninvelle donde permaneció poco más de un año.

El Generalato insistió -mientras tanto- en que el P. Enrique no era europeo sino venía de Sudamérica, Chile. Así recibió la VISA para ir a Indonesia repentinamente. Así se despidió del Congo con bastante pesar y fue al Timor occidental, a Betún. Allí aprendió el idioma bahasa Indonesia y otros idiomas nativos.

Estuvo 20 años en Timor occidental. Sus actividades misioneras se desarrollaron en parroquias.

Ingreso a la Congregación

La decisión de ingresar a la Congregación se produjo, en gran medida,  gracias a la influencia de la vida de una familia cristiana del P. Enrique. Rezaba no solo la mamá sino también el papá con los hijos. El papá no quería dirigir siempre las oraciones, por lo que comenzó a distribuirlas entre sus hijos. Por ejemplo, un misterio del Rosario cada uno y así por delante.

Influyente fueron también las revistas de la misma Congregación del Verbo Divino que llegaban de Alemania, impresas por la misma SVD. Por ejemplo, las revistas Statt Gottes y JesusKnabe (para niños exclusivamente).

El P. Enrique Sieben SVD.

 Su misión

 El P. Enrique abandonó Indonesia pues lo afectó la malaria trópica, la más severa. En Chile seguía sufriendo a raíz de la malaria y  finalmente le causó su deceso.

En nuestro país fue párroco en diferentes lugares durante 20 años, primero en suplencias de párroco en Bollenar y Mallarauco, pertenecientes a Melipilla. También estuvo de párroco en Puangue y Cuncumén de forma provisoria.

Luego tuvo un trabajo permanente como capellán de la Gendarmería en Melipilla y después en Ancud. En esta última zona atendía prácticamente todo Chiloé como capellán en las diversas cárceles de la Isla. Recibió una condecoración de Gendarmería por sus servicios.  Su hermano, el P. Luis, aún conserva esa medalla.

 «De su persona destaco su intrepidez. Siempre decía que tenía dificultades para aprender idiomas y sin embargo se lanzó. Me solía  contar que muchas veces la gente se reía en las comunidades en Indonesia…. Y preguntaba después qué era lo que decía que era motivo de risa. Probablemente esta es una experiencia ocurrida a muchos misioneros en otros países distintos al propio», destaca el P. Luis.

 Apostolado entre los despreciados

 El P. Enrique falleció  repentinamente de un infarto, pero como toda persona y misionero dejó huellas. Al respecto, su hermano señala: «Quizás  fue el hecho de asumir apostolados que no eran tradicionales en la SVD, ejemplo parroquias sin sacerdotes, en lugares abandonados y asumiendo apostolados entre los más despreciados, como los que están en la cárcel. Buscaba campos nuevos de pastoral. Lo seguí para que no esté solo en Chiloé. Vivimos juntos en una parroquia en Ancud algún tiempo».

En ese mismo sentido, el P. Luis recuerda a su hermano biológico y cohermano en la Congregación como una persona independiente.  «Tenía clara su meta y se lanzaba simplemente al trabajo, no se preparaba mayormente. Lo hacía en el camino. Comenzaba a trabajar y aprendía el idioma de la gente del pueblo, por ejemplo. En sus 20 años de misionero en Indonesia no vino nunca de vacaciones. Vino a Chile solo por recomendación de los médicos», asegura.