*Por: P. Armando Schnydrig SVD

El 4 de Agosto celebramos la fiesta de San Juan María Vianney, conocido como el Santo Cura de Ars. Ese día fue declarado por la Iglesia como el Día de los Párrocos y, en realidad, podemos ver en su persona el auténtico modelo de un párroco. Sabemos que no fue una lumbrera intelectual, pero se destacó como confesor que hasta 16 horas por día se dedicaba a la reconciliación de las personas con Dios.

Reconciliarse con Dios significa también reconciliarse consigo mismo y con los demás; es un precioso servicio a la paz y la convivencia. Yo puse como lema de mi ordenación sacerdotal la frase de San Pablo en 2 Cor 5,20: “Como embajadores de Cristo les suplicamos que se dejen reconciliar con Dios”, porque en el sacramento de la Reconciliación nos encontramos  con el  Dios compasivo y misericordioso que en nuestro tiempo y con la ayuda del Papa Francisco estamos redescubriendo.

San Juan María vivía en tiempos difíciles después de la Revolución Francesa; se había caído la imagen de una Iglesia rica y poderosa. Creo que en este momento, con la ayuda del Santo Cura de Ars, podemos redescubrir a una Iglesia pobre con los pobres, mostrando el rostro misericordioso de un Dios cercano, con nuestro apoyo a  la gente que sufre y que busca cercanía. Mi Madre era muy devota del Santo Cura de Ars y falleció un día 4 de Agosto.

*Sobre el autor:

El P. Armando Schnydrig SVD es oriundo de Suiza y sirve como misionero en Chile desde el año 1976. A lo largo de su ministerio ha desempeñado variadas tareas pastorales, tales como: formador en el Seminario de la Congregación y  director en establecimientos educacionales.

Fue párroco y vicario en la Parroquia Nuestra Señora del Pilar de Puerto Domínguez entre los años 1990 y 1998, en la región de La Araucanía, donde promovió el trabajo de la Iglesia con el Pueblo Mapuche. Desde el año 2016 es párroco de la Parroquia Espíritu Santo de San Joaquín, región Metropolitana.

A su juicio, el desafío de la misión de hoy debe dirigirse a  “ser una iglesia más humilde, cercana a la gente, que busque también el contacto y la cooperación con otras iglesias e instituciones, atendiendo especialmente a aquellos que nuestra sociedad deja de lado”.