Domingo de la Ascensión del Señor: 12 de mayo 2024

Nueva reflexión sobre el Evangelio dominical de nuestro especial bíblico

Jesús les dijo: Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estos son los signos que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien. Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con los signos que la acompañaban. (Marcos 16,15-20)

Referencias bíblicas

– Jesús se acercó a ellos y les habló así: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. (Mateo 28,18-20)

– Y es preciso que antes sea proclamada la Buena Nueva a todas las naciones. (Marcos 13,10)

– Con tal que permanezcan sólidamente cimentados en la fe, firmes e inconmovibles en la esperanza del Evangelio que oyeron, que ha sido proclamado a toda criatura bajo el cielo y del que yo, Pablo, he llegado a ser ministro. (Colosenses 1,23)

– Ustedes recibirán una fuerza, cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, y de este modo serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra. (Hechos 1,8)

– Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. (Mateo 10,1)

– Miren, les he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones y sobre todo poder del enemigo, y nada les podrá hacer daño. (Lucas 10,19)

– No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunicó por intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio de presbíteros. (1 Timoteo 4,14)

– Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo. Y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.

(Lucas 24,50-53)

– Él les contestó: No es cosa de ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha fijado con su propia autoridad; al contrario, ustedes recibirán una fuerza, cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, y de este modo serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra. Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube lo ocultó a sus ojos. Como ellos estuvieran mirando fijamente al cielo mientras él se iba, se les presentaron de pronto dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: Galileos, ¿por qué permanecen mirando al cielo? Este Jesús, que de entre ustedes ha sido llevado al cielo, volverá así tal como le han visto marchar al cielo.

(Hechos 1,7-11)

– Así pues, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y lo ha derramado; esto es lo que ustedes ven y oyen. (Hechos 2,33)

Comentario

La segunda conclusión del evangelio de Marcos señalaba que los que habían estado con Jesús no dieron crédito a los testimonios de María Magdalena y de los discípulos de Emaús sobre la resurrección de Jesús. Fue el mismo Jesús quien se les apareció a los once discípulos mientras ellos se encontraban comiendo en una casa. Él les echó en cara su incredulidad, por no haber dado crédito a los que lo habían visto resucitado ni haber confiado en la maravillosa intervención de Dios. Sin embargo, a estos mismos discípulos, Jesús los envió a todo el mundo a proclamar la Buena Nueva a toda la creación. A pesar de su falta de fe, los discípulos fueron elegidos por Jesús para dar testimonio de su persona, su mensaje y su acción. Ya que se trataba de una obra de Dios, la gracia divina sería garantía de un buen resultado del proyecto salvador. Las expresiones todo el mundo y toda la creación apuntaban hacia la presencia de Dios en todo lo que existía y hacia la universalidad de la tarea de misionar. La fe y la incredulidad serían las reacciones de los diferentes oyentes ante el mensaje del evangelio. La aceptación de este mensaje podría significar la salvación de todos los que lo habían acogido.

Habría también señales milagrosas, que serían una confirmación divina para todos los que habían creído. El texto destaca especialmente cinco señales que acompañarían el anuncio del evangelio de Jesús. Los que habían creído en Jesús expulsarían demonios, hablarían lenguas nuevas, las serpientes no les harían daño, el veneno no surtiría efecto y sanarían a los enfermos por la imposición de manos. Estas señales se producirían mediante la invocación del nombre de Jesús y serían manifestación de la presencia y actuación del Señor resucitado en medio de su comunidad. En último término, los discípulos de Jesús continuarían con la misión realizada por su maestro: acompañar a todos los necesitados y compartir con ellos sus dolores, sus frustraciones y sus sufrimientos. La opción fundamental de los discípulos de Jesús consistiría en atender las necesidades materiales y espirituales de todos aquellos que sufrían la experiencia del mal en sus vidas.

Después de haber dado a los discípulos las instrucciones finales, Jesús subió a los cielos para sentarse a la derecha de Dios. Mientras tanto, los discípulos realizaban la actividad misionera que Jesús les había encargado, predicando por todas partes. La presencia del Señor Jesús acompañaba con diversos signos el anuncio que hacían sus discípulos. De esta manera concluye el evangelio de Marcos. Pasando por alto las apariciones de Jesús en Galilea, el autor de esta segunda conclusión quiso que el evangelio terminara con la actividad misionera en todo el mundo de los discípulos del Señor, quien los acompañaba en todo momento y actuaba a través de ellos.

P. Sergio Cerna, SVD