El arzobispo de Puerto Montt, Fernando Ramos Pérez, relata para iglesia.cl su impresión del último día de Asamblea del Cono Sur. Por otra parte, en una rueda de prensa el CELAM hace un balance del último encuentro sinodal continental.
Al finalizar la semana de encuentros de delegaciones de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay; llega el momento de las evaluaciones. A minutos de concluir la Asamblea, el arzobispo de Puerto Montt, Fernando Ramos Pérez cuenta: “hoy viernes hemos concluido esta jornada del cono Sur aquí en Brasilia y tuvimos un día distinto a lo que fue durante la semana, porque no nos juntamos por las comunidades con las cuales trabajamos cada día, sino que más bien hicimos grupos breves de acuerdo a nuestra propia vocación, a nuestro propio ministerio y carisma. Entonces hubo varios grupos de laicos, grupo de diáconos permanentes, grupo de sacerdotes y también grupo de obispos. En el grupo nuestro un diálogo muy bonito, muy fraterno en el que pudimos compartir algunas impresiones sobresalientes de lo que ha significado para cada uno este encuentro y también vimos cuáles son los temas recurrentes que queremos y consideramos importantes que sean tratados en el próximo sínodo. En general creo que fue una experiencia de mucha fraternidad y de mucha cercanía de unos con otros”.
Un proceso llevado a cabo en todo el mundo
En una conferencia de prensa realizada este viernes 10 de marzo, trajo un balance del proceso de la Fase Continental del Sínodo de los Obispos (2021-2023), en el contexto de la Asamblea Regional del Cono Sur.
Es un proceso que se está llevando a cabo en todo el mundo, recordó el Secretario General del Celam, obispo Jorge Lozano, quien recordó que la participación en las asambleas en América Latina y el Caribe ha sido en función del número de habitantes y diócesis de cada país, buscando recoger lo que va a posibilitar realizar la Síntesis continental para entregar a la Secretaría del Sínodo antes del 31 de marzo. El arzobispo de san Juan de Cuyo (Argentina), participó esta vez como delegado, involucrándose en las comunidades de discernimiento, una experiencia muy grata por el hecho de poder profundizar en la escucha, profundizar en el discernimiento, pensar propuestas junto con otros hermanos.
Brasil tuvo una gran participación en este proceso sinodal, destacó Dom Joel Portella, secretario general del Episcopado brasileño, que insistió en que el proceso continúa y que el encuentro fue un aula de sinodalidad, algo que se aprende haciendo.
Un proceso que, como señaló Blanca Patricia Palacios, responsable del proceso sinodal en Paraguay, fue realizado en continuidad con la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe y en el ámbito del Año del Laicado, con un trabajo en las diferentes diócesis que crearon sus equipos sinodales, acompañados desde la Conferencia Episcopal, que elaboró herramientas e hizo dos encuentros para poner en común esas experiencias. La secretaria de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Conferencia Episcopal Paraguaya dijo sentirse fortalecida como laica, por el hecho de “reconocer nuestro rol como laicos y agentes pastorales”.
Estas asambleas regionales son vistas por el padre Pedro Brassesco como “una experiencia de aprendizaje de un nuevo modo de ser Iglesia”, reaprendiendo a ser una Iglesia más participativa que pueda entrar en comunión con el fin de la misión para llegar a todos, especialmente a los más pobres. El secretario general adjunto del Celam destacó el método, la actitud de la escucha, algo fundamental, pero a lo que no estamos acostumbrados, pues en la Iglesia se busca quien habla más y aquí se ha potenciado la escucha.
Para la presidenta del Consejo Nacional de los Laicos de Brasil (CNLB), Sônia Gomes, la Asamblea fue una experiencia de señalar los caminos y dejar actuar al Espíritu Santo. «Esta experiencia de la fase continental nos provoca aún más en este contexto de percibir a la Iglesia reunida en un proceso de comunión, de oración y que nos llama a una Iglesia en salida». Según la presidenta del CNLB, todo el proceso apunta a lo que ya necesitaban retomar en la Iglesia como cristianos laicos. Otro punto que mencionó como significativo en la fase del Cono Sur fue que la etapa coincidió con caer en la semana en que se celebraba el día internacional de la mujer. «La iglesia en este proceso escuchó el clamor y la escucha de muchas mujeres. Somos mayoría en la iglesia y necesitamos escuchar el clamor; el clamor por el ministerio; un clamor por la rendición de cuentas y un clamor para que seamos reconocidas en esta iglesia».
Finalmente, Sonia destacó que esta experiencia del Cono Sur ha mostrado un laicado apasionado por la Iglesia y que asume el proyecto de Jesucristo y quiere caminar juntos. «Por eso digo que es posible que un vocacionado desde su bautismo asuma ser un sujeto eclesial fuerte en la fe y corresponsable en las acciones, en la evangelización de la Iglesia».