En las vísperas de la celebración de Pentecostés, el P. Francisco Javier de la Jara SVD comparte la historia y composición arquitectónica-espiritual de la Capilla del Colegio del Verbo Divino de Chicureo, cuyo patrono es el Espíritu Santo. De ese modo refleja la ferviente veneración verbita -legada por el propio Fundador, San Arnoldo Janssen- hacia la tercera persona de la Trinidad en cada una de las vidas y obras de los miembros de la SVD.

Desde que se planificó el traslado del Liceo Alemán de Bellavista a Chicureo, se incluyó la construcción de una capilla, la que estaría abierta a todo el sector. Desde ella se prestaría un servicio pastoral a todos los residentes de la zona, más aún teniendo en cuenta de que no había otra en las cercanías. Ante la consulta del cardenal Ricardo Ezzati (entonces arzobispo de Santiago) en relación a nuestra disposición y compromiso para llevar adelante esta intención, nuestra respuesta como Provincia fue afirmativa, lo que llevó al pastor a decirnos, “entonces serán una parroquia de hecho, aunque no de derecho”. Recuerdo la sonrisa de satisfacción del P. Carlos Pape (Q.E.P.D), quien desde el primer momento estuvo animando y motivando la realización de este proyecto. Si finalmente conseguimos realizarlo, en gran medida se lo debemos a él. Fue el propio cardenal Ezzati quien bendijo la primera piedra el 24 de noviembre de 2017.

Superando un sinnúmero de obstáculos -que no viene al caso detallar- y llegado el momento de iniciar la obra, se constituyó un equipo que debería atender distintos frentes: financiero, arquitectónico, constructor y fundamentalmente lo religioso verbita. Como arquitecto, se eligió al ex alumno del Liceo Alemán, Arturo Camus Camus.

La dedicación al Espíritu Santo, prolongaba la que tuvo la histórica capilla del Liceo Alemán de Santiago, construida en 1914 y demolida junto al colegio en 1974. Fue voluntad de nuestro Fundador que se levantara en Santiago un templo en honor del Espíritu Santo (tal como en Buenos Aires), con lo que de alguna manera se honraba su memoria. Conservar este patrocinio fue especialmente solicitado por los ex alumnos, quienes lo consideraban como un derecho a su memoria y un privilegio irrenunciable.

El equipo responsable, en la práctica, se dividió en distintas comisiones de acuerdo a su cometido. Fue así como me integré de lleno en el área de la arquitectura, del arte sagrado y de lo verbita. Construir un templo es separar un espacio para consagrarlo al culto divino. Su interior es espacio sagrado. ¿Cómo se hace para llegar a ello? No se trata de un salón de uso múltiple, de un teatro o de una sala de eventos. No hay escenario sino presbiterio; no hay podio, sino ambón; no hay galerías, sino naves, etc.

Tuvimos claro desde un comienzo que debíamos evitar la imposición de una idea personal (por buena que fuera), para llegar a una propuesta fruto de la participación de los especialistas, usuarios y patrocinadores (¡nosotros los verbitas!). Se sumaron las horas de conversación, meditación y oración. Se multiplicaron las consultas y se obtuvieron algunas respuestas. Así se llegó a definir que la materialidad de la construcción sería el hormigón armado a la vista. Sólido, sobrio, austero; digno y noble, en otras palabras, tal como caracterizamos nuestra identidad de Misioneros del Verbo Divino. A la hora de definir el presbiterio, optamos por separar claramente la mesa del sacrificio eucarístico con la de la Palabra. Ambas destacadas de tal manera que constituyen la centralidad de la propuesta del culto. Forman una unidad y se complementan. En el centro, visible y destacado, se instaló el sagrario acompañado de dos lámparas votivas.

Frontis de la Capilla Espíritu Santo del Colegio del Verbo Divino de Chicureo.

Los ventanales nos ofrecieron la gran oportunidad de plasmar lo nuestro. Después de mucho buscar y desechar, se integró al equipo la pintora y vitralista Bernardita Serrano, quien, como laica creyente, participó en nuestras reflexiones y meditaciones. No se trataba de hacer algo simplemente bonito, sino con contenido teológico. Conseguirlo fue su desafío y el de todo el equipo. Ante la imposibilidad de realizar vitrales por su elevado costo, optamos por la pintura directa sobre los vidrios. Así, los dos ventanales frontales quisimos dedicar al Espíritu Santo; uno a la Creación y el otro a Pentecostés. Ambas representaciones se complementaron con los textos bíblicos propios, desarrollados en otras cuatro ventanas ubicadas sobre el presbiterio. Fue una manera gráfica de hacer presente el lugar que la Palabra de Dios tiene en nuestra vida y misión. Por otra parte, nos pareció providencial contar con otros dos grandes ventanales en la parte posterior del templo. Era el momento de dedicar esos espacios de luz y color a nuestros santos Arnoldo y José. En general en nuestras capillas o templos, los incluimos en forma de cuadros o imágenes de bulto. Son un agregado piadoso a una obra ya existente. La capilla de Chicureo los incorporó antes de ser construida, lo que permitió dedicarles un espacio destacado y presentarlos a la comunidad para su conocimiento y culto respectivo.  Como no podía faltar, aparece la Cruz en una alegoría desarrollada en las 36 ventanas de la galería superior. Son invitación a la contemplación del misterio del árbol santo que nos trajo la vida. También sobre el coro se desarrolló un conjunto de 10 ventanas donde se evoca la música y el canto como parte del culto divino. Finalmente, en el ábside que ocupa la sacristía, hay cuatro ventanas con textos del evangelio, el Concilio Vaticano II, nuestras Constituciones y la Redemptoris Missio; todos ellos en orden a la misión.

En cuanto a las imágenes, conservamos la talla en madera de María con el niño Jesús en sus brazos (taller Hnos. Rodríguez) que nos ha acompañado desde el año 2000. Más de veinte generaciones han rezado ante ella y la asocian a su Primera Comunión, Confirmación, Mes de María, egreso, etc. Para nuestra comunidad, ya es una imagen histórica. Para el resto, conseguimos integrar al equipo al escultor Francisco Gazitúa (Premio Nacional de Arte 2021) quien ejecutó la inscripción escultórica situada en las puertas centrales (VEN ESPÍRITU SANTO, VEN), el vía crucis, la barca de la iglesia (en el frente del ambón) y el gran Cristo resucitado en el momento de su ascensión; por cierto, conserva sus llagas gloriosas. Especial mención merece al bautisterio que integra una gran fuente de piedra sacada de su cantera de Pirque y labrada por él mismo, con un relieve escultórico sobre el bautismo del Señor en el Jordán. Todas las imágenes están realizadas en fierro, lo que consigue una armonización perfecta con el hormigón. Sería muy largo extendernos sobre el valor artístico y religioso de la obra de Gazitúa que cobija nuestra capilla. Sobre el autor hay decenas de estudios y libros publicados en otros tantos idiomas. Solo decir que se trata de un artista, filósofo y sobre todo, de un místico. De aquí que su propuesta sea una invitación a la meditación y contemplación.

Las bancas y las puertas de hicieron de mara traída de la selva boliviana. Se trata de una madera particularmente dura (y resistente al uso y paso del tiempo) y de notable belleza. Gracias a la generosidad de muchísimas familias tanto del colegio como de vecinos, se consiguió financiarlas en su totalidad.

Hay que agregar que como una manera de enriquecer el sagrario, el altar y el ambón, se los intervino parcialmente con mosaicos de opalina. Estos incluso se derraman en sus contornos evocando la sobreabundancia de la gracia que no es posible contener en límites impuestos por nosotros.

Profundamente agradecidos de la bondad de Dios que nos hizo dignos de levantarle esta casa de oración, el 5 de abril de 2019, monseñor Jorge Vega la bendijo y consagró a su gloria. Hoy la capilla del Espíritu Santo de Chicureo ocupa un lugar central en la vida de la comunidad educativa y es un hito en toda la zona. Su torre monumental permite identificarla desde la distancia y pregona la presencia de una Iglesia herida pero no desaparecida. Las campanas (electrónicas) suenan todos los días invitando a la oración y a la misa abierta a quien quiera participar. De hecho, son muchos los que responden, especialmente los domingos donde la participación de familias con niños es llamativa. La preparación y celebración de docenas de bautismos, matrimonios, misas, funerales y otros servicios religiosos, dan cuenta de que si no de derecho, ciertamente estamos funcionando como una parroquia en los hechos.

Imágenes del interior de la Capilla (Deslice para ver)