Aparecida, un documento que sigue vivo en la acción del Papa Francisco, un documento actual, que surgió de una Conferencia celebrada a los pies de la Patrona de Brasil del 13 al 31 de mayo de 2007, con 266 participantes. Esto se está recordando los días 12 y 13 de mayo de 2022 en el mismo lugar, algo que ha comenzado con la inauguración de un Espacio Conmemorativo y el rezo del rosario, recordando el que presidió el Papa Benedicto XVI hace 15 años.

Aparecida, la Casa de la Madre

El Espacio Conmemorativo es una iniciativa de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) y del Santuario Nacional, que recuerda las conferencias celebradas por el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), con libros, fotos, ornamentos y otros objetos. La inauguración fue presidida por Mons. Walmor Oliveira de Azevedo, arzobispo de Belo Horizonte y presidente de la CNBB, quien, tras la bienvenida del rector del Santuario Nacional, que insistió en ver a Aparecida como la Casa de la Madre, mostró su alegría ante este importantísimo evento.

Mons. Walmor destacó que este espacio de memoria no hace referencia sólo al pasado, sino que es algo que muestra «la fuerza espiritual y misionera de la Conferencia de Aparecida y del Documento de Aparecida», destacando que incluso sin el uso del término, en el Documento de Aparecida «encontramos un programa de sinodalidad de la más alta calidad, de la más alta pertinencia».

Renovar nuestro fervor misionero

El rezo del Rosario fue presidido por el Cardenal Odilo Scherer, con la presencia de obispos, los más de 500 sacerdotes que participan en el 18º Encuentro Nacional, la Vida Religiosa y los laicos y laicas. Juntos meditaron los misterios del Santo Rosario, rezados por diferentes personas, intercalados con cantos, textos bíblicos y del Documento de Aparecida, y reflexiones del Arzobispo de Sao Paulo, que actualizó esta devoción secular a la luz de lo que vive el mundo de hoy.

El cardenal Scherer afirmó que «se nos pide que renovemos nuestro fervor misionero«, que se concreta en el anuncio alegre de una Palabra que necesita ser testimoniada. El purpurado también hizo un llamamiento a la paz frente a una violencia que «acaba siendo una gran injusticia para las personas», que en la guerra genera hambre y sufrimiento. Esto le hizo mostrar la necesidad de «cuidarnos para que este mundo sea cada vez más sano, con menos sufrimiento», llamados a ser testigos de la caridad, la compasión y la misericordia de Dios.

Un tiempo de impulso misionero

Al final del rezo del rosario, Mons. Miguel Cabrejos leyó un mensaje donde calificó los 15 años desde Aparecida como un tiempo de impulso misionero. El presidente del Celam dijo ver el Documento de Aparecida, citando las palabras del Papa Francisco, como algo que “nació precisamente de este tejido entre el trabajo de los Pastores y la fe sencilla de los peregrinos, bajo la protección materna de María”.

Aparecida fue “un auténtico Kairós que generó un profundo impulso misionero”, según el presidente del episcopado peruano, que destacó la dimensión misionera como uno de los ejes conductores de Aparecida, desde el método del ver-juzgar-actuar, y la opción preferencial por los pobres y por el cuidado de la Creación. Desde ahí afirmó que “la Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente”.

Un proceso que continua

En sus palabras se refirió a la conversión pastoral y otros aspectos de la V Conferencia General del Celam, como es ser discípulos misioneros y asumir la Misión Permanente como inaplazable. Junto con ello lo relacionó con el actual proceso sinodal y la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, llamando a “reafirmar nuestra identidad de discípulos misioneros, de ser una Iglesia en salida, sinodal y misericordiosa”, algo que lleva a “fortalecer la misión, la comunión eclesial, la colegialidad y la sinodalidad”.

En los días de hoy, Aparecida produce “una gran esperanza, un espíritu de profecía, de gran compromiso, porque hay desafíos todavía, como retos auténticos que cumplir y otros que se abren”, algo que es motivado por el contexto histórico, según Mons. Cabrejos. El prelado destacó que Aparecida impulsa el concepto de pueblo de Dios, de que Iglesia somos todos, así como la interculturalidad, el cuidado de la casa común, de la ecología integral. En ese sentido, ha dicho no tener duda que Aparecida inspiró los cuatro sueños de Querida Amazonía: social, cultural, ecológico y eclesial.

Una riqueza recogida en Aparecida, que según Mons. Cabrejos nos abre a entender que “toda la evangelización debe ser un proceso, las obras pastorales deben ser un proceso, no eventos que se organizan, terminan y se acabó”. Todo ello mirando al futuro, al acontecimiento guadalupano de 2031 y el año de la Redención en 2033, caminando sinodalmente, algo ya presente en la vida de las primeras comunidades cristianas.

Un documento para la Iglesia universal

Aparecida se entiende desde la decisión personal del Papa Benedicto XVI en la elección del lugar, según Mons. Jaime Spengler, que ve en el Santuario Nacional «un lugar muy especial en la historia de nuestro pueblo también. Aparecida es la referencia para muchos de nuestro pueblo, la casa de la madre«. Según el vicepresidente primero de la CNBB, «en la casa de la madre se habla con libertad, en la casa de la madre nos sentimos verdaderamente en casa», algo que experimentaron los obispos participantes en la V Conferencia del Celam.

El arzobispo de Porto Alegre insistió en que «fue este sentimiento en casa, en la casa de la madre, con los hermanos y hermanas que frecuentan el santuario lo que, por así decirlo, forjó la belleza, la grandeza de este documento que marca no sólo la historia de la Iglesia latinoamericana, sino que también, de alguna manera, dio forma al propio pontificado del papa Francisco«.

Cuestiones que siguen siendo válidas

Aparecida mantiene su vigencia, según el cardenal Odilo Scherer, «aunque después de Aparecida han surgido muchas otras cuestiones que no están suficientemente contempladas en el Documento de Aparecida y que requieren nuevas declaraciones, nuevas posiciones, en definitiva, una nueva reflexión de la Iglesia».

Subraya que «las cuestiones esenciales del Documento de Aparecida mantienen toda su validez«. El vicepresidente primero del Celam ve como una cuestión fundamental «el encuentro renovado con Jesucristo para una fe viva, profunda y verdadera». Junto a ello, «la necesidad de renovar la Iglesia desde una renovación misionera, la Iglesia necesita renovarse en la misión», algo siempre actual, con toda su vigencia, así como «esa atención que Aparecida pidió para los pobres, pidió para los jóvenes, se muestra totalmente actual».

El cardenal destacó también la actualidad de la «presencia de la Iglesia entre nuestros pueblos, que es histórica«, una presencia que «necesita ser profundizada, renovada y cultivada, para que, a través de una renovada presencia laical en medio de la sociedad, la Iglesia, el Evangelio, llegue a todos los ámbitos de la vida social, de la vida cultural, de la vida pública, de la vida política, de la vida económica, etc.», para que estos pueblos tengan «vida abundante en Jesucristo».

Fuente: Prensa Celam

Video: Reporte desde Aparecida – Brasil de #YoSigoADNCelam