Domingo 7° del año: 23 de febrero 2025
Nueva reflexión sobre el Evangelio dominical de nuestro especial bíblico
Pero a ustedes, los que me escuchan, yo les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a los que los odien, bendigan a los que los maldigan, rueguen por los que los difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y traten a los hombres como quieren que ellos los traten. Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Pues también los pecadores aman a los que los aman. Si hacen bien a los que lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡También los pecadores hacen otro tanto! Si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. Más bien, amen a sus enemigos; hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio; entonces su recompensa será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los perversos. Sean compasivos como su Padre es compasivo. No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de sus vestidos. Porque con la medida con que midan se les medirá. (Lucas 6,27-38)
Reflexiones bíblicas
– Pues yo les digo: Amen a sus enemigos y rueguen por los que los persiguen, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. (Mateo 5,44)
– Pues yo les digo: no resistan al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto. (Mateo 5, 39-40)
– A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda. Mateo 5, 42)
– Por tanto, todo cuanto quieran que les hagan los hombres, háganlo también ustedes a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas. (Mateo 7,12)
– Porque si aman a los que los aman, ¿qué recompensa van a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? (Mateo 5,46)
Comentario
Este discurso es continuación de las bienaventuranzas y las lamentaciones y se divide en cuatro partes. En la primera se destacan las exigencias del amor en la comunidad de Jesús que abarca incluso el amor a los enemigos. Hay que hacer el bien a los que nos odian, bendecir a los que nos maldicen y rogar por los que nos difaman. La segunda parte se refiere a algunas situaciones concretas de la vida en las cuales se pide una generosidad sin límites. Si te bofetean en una mejilla, presenta también la otra; si te quitan el manto, ofrece también la túnica. Da lo que te pidan y no reclames al que ha tomado algo tuyo. La conclusión es que hay que tratar a los demás como queremos que ellos nos traten. La tercera parte ofrece algunos ejemplos concretos. No tiene ningún mérito especial amar a los que nos aman, hacer el bien a los que lo hacen con nosotros y prestar a los que nos pueden devolver lo prestado. Eso lo hacen todos, incluso los pecadores. De los discípulos de Jesús se espera más bien, que amen a sus enemigos, que hagan el bien y que presten sin esperar nada a cambio. Entonces podremos ser considerados hijos del Altísimo y nuestra recompensa será realmente grande. Porque Dios es bueno incluso con los desagradecidos y los perversos. Por tal motivo, sean compasivos como su Padre es compasivo. La compasión es el contenido del mensaje central de toda la unidad literaria. La cuarta parte contiene dos recomendaciones negativas: No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán condenados; y dos positivas: perdonen y serán perdonados, den y se les dará. La conclusión es un proverbio: Con la medida con que ustedes midan se les medirá. La auténtica medida del comportamiento humano es la misericordia ilimitada y gratuita de Dios.
P. Sergio Cerna, SVD