por
P. Gino JÍmenez, SVD
Todo comenzó con mi arribo a Iquique el 29 de octubre. Me esperaban Vicente y Jacek quienes me dieron la bienvenida a la tierra nortina con un almuerzo en una caleta cercana. Al día siguiente ellos participaron de un encuentro diocesano en la localidad de Pozo Almonte con el obispo Isauro Covili y los agentes pastorales de la diócesis. Por mi parte, fui a visitar a la famosa Hna. Welma, de las Hijas de María Auxiliadora, una santa misionera, ya entradita en años, que siempre ha rogado por mí. En la tarde, como todos los días a las 19 horas, celebramos la eucaristía con un grupo de feligreses.
Al día siguiente, 31de octubre, en la oración de mañana, incluimos la acción de gracias por el cumpleaños de Jacek que, posteriormente, celebramos con un excelente almuerzo, torta y un buen café. A esta celebración vino también Ronald, párroco de San Andrés de Pica, y con quién, terminada la celebración, proseguí mi viaje rumbo al poblado de Pica, que normalmente, dista a una hora de camino desde Iquique.
En el trayecto, atravesamos Alto Hospicio, Pozo Almonte, La Tirana, La Huayca y Matilla. Y así, una vez más, me encontré en el “Oasis de Pica”, lugar que trajo a mi memoria, recuerdos de un relato de un libro en alemán que como alumnos debíamos traducir por indicaciones de un famoso profesor del Liceo Alemán de calle Moneda 1661 ( Eine fahre durch die Wüste). Bueno, esta sería ahora mi octava visita al lugar.
En Pica, tal como se preveía, desde el 1° de noviembre, me esperaba un programa más intenso de actividades, puesto que eran las vísperas del recuerdo de los difuntos y todo el fin de semana. Esta memoria tan importante en nuestro país no fue menos en este rinconcito nortino. Pero a la vez, también fue la oportunidad de celebrar el aniversario 106° de un grupo de Baile llamado “Morenos”. Tal es así, que el pueblo se llenó de música con la procesión que hizo este grupo con sus bailes hacia la Iglesia. Mientras Ronald atendía la comunidad de Matilla, yo asumí la de Pica. En la tarde de ese día, celebramos igualmente otra eucaristía por los difuntos en el cementerio, a cuyo lugar participó una gran multitud. Posteriormente, Ronald pasó, con los respectivos familiares, bendiciendo ciertas tumbas.
Al día siguiente, después de la oración de la mañana y el desayuno, planificamos las actividades del 2 de noviembre. Ronald tomaría Matilla y yo Pica. Había nuevamente un aniversario de otro grupo de baile, esta vez llevaba por nombre “Morenada” y era su aniversario número 11°. (En Pica existen 9 grupos de baile). Una vez más el pueblo se llenó de música y coloridos atuendos que se prolongó hasta entrada la noche. A la misa participaron también las Hermanas de Santa Marta residentes (3) y dos visitas llegadas desde Santiago: La Hna. Superiora Provincial recién elegida en su primera visita a Pica y la saliente.
El domingo 3 me tocó nuevamente la misa en Pica, esta vez a las 11:30. La verdad es que participó bastante gente del lugar y también turistas. Tuve la ayuda de un ministro de comunión y un acólito. Ronald, fue a otro poblado para la misa dominical. En la tarde, como a las 14 horas nos encontramos para visitar una familia que nos había invitado al almuerzo. ¡Fue un sabroso asadito preparado a la “ecuatoriana”! En la tarde le di una leída al Presupuesto que Ronald quería enviar al Provincial. Anoté algunos puntos para la conversación del día siguiente.
El lunes, después de la oración y desayuno, me dediqué a lavar, conversar con Ronald sobre el presupuesto 2025 y preparar la consecución de este viaje que me llevaría a la localidad de Huara, donde está Karol Carlos haciendo patria en un desolado paraje. Como a las 15 horas tomé la “liebre” hasta Pozo Almonte, lugar donde vino Karol a buscarme para llevarme a su Parroquia. Pasamos a la Copec a comprar algunos vituperios y proseguimos. Al llegar y recorrer la casa y parroquia, me di cuenta del carisma que tiene este párroco, sucesor de Érico para las artes y oficios, pues la parroquia en su estructura, decoración y amoblado estaba positivamente irreconocible, muy bien mantenida. Perfectamente este susodicho podría estar a cargo de una Casa de Retiros, y se lo manifesté.
Huara, en todo caso, también ha ido cambiando. Hay más población, calles limpias, jardines, espacios públicos bien mantenidos y con decir que hasta conté unos 8 restaurantes. Pude deleitarme del buen servicio en dos de ellos junto a Karol. Por otro lado, lamentablemente la participación en la Iglesia es mínima. Karol hace planes para visitar las familias y así darse a conocer e invitar para las actividades, así que lo acompañamos en esa intención fundamental.
En la tarde, salimos a recorrer el poblado, pero lo hicimos en camioneta ya que ando con una artrosis en mi rodilla ¡que me hace ver estrellas de día! Bueno, entre vueltas y vueltas, resultó que aterrizamos en el cementerio. Visitamos varias tumbas, que nos llamaban la atención por el descuido, hasta desolación, muchos jóvenes difuntos de la época del caliche, lápidas quebradas, otras artísticas amontonadas. Bueno resultó que de tanto pensar profundo, se nos pasó la hora y al momento de querer salir del recinto, lo encontramos el portón con un gran candado. Así es que “despacito, despacito” tuvimos que escalar la muralla casi de tres metros y saltar a la libertad, puesto que no era nuestra hora…Anécdotas.
En la mañana siguiente Karol tuvo unas charlas pre bautismales mientras yo di unas vueltas por los alrededores. A eso del mediodía le pedí que después de almuerzo me dejara en Pozo Almonte para tomar un transporte para Iquique, puesto que me faltaban unas medicinas importantes. Así es que acorté la visita en un día.
Al llegar a Iquique, tomé un taxi colectivo que me dejó en la esquina donde está la Parroquia Espíritu Santo. Tuve conversaciones con Jacek acerca de sus planes futuros, lo mismo que con Vicente.
El día 7 de noviembre en la mañana tuvimos la reunión en la que comuniqué lo tratado en la sección sur de nuestro distrito y programas varios, entre estos, las futuras vacaciones de Ronald y Vicente en junio 2025, el curso de idioma de Jacek en Santiago de marzo y abril y un futuro trabajo en Iquique. Después nos congregamos para celebrar nuestra fraternidad con un rico asado preparado por un diácono diocesano argentino (Gustavo) que está en camino al sacerdocio. Todo bien regado, excepto por nuestro hermano Jacek que se mantuvo sobrio, como siempre.
En la tarde vino el obispo Isauro a fraternizar con nosotros y conversar con Jacek sobre ciertas posibilidades de misión en la diócesis. Quedó la respuesta pendiente hasta confirmar los planes de su futuro. Después tuve la misa con el obispo Covili, cenamos compartiendo relajadamente y luego: ¡“arrivederci”!
En la mañana del 8, temprano, Vicente me acercó hasta el aeropuerto para emprender mi viaje de regreso a Santiago. Muy agradecido de todas las atenciones que me brindaron y la oportunidad de compartir muchos gratos momentos, entre nosotros.