Domingo 28° del año: 13 de octubre 2024

Nueva reflexión sobre el Evangelio dominical de nuestro especial bíblico

Se ponía en camino y uno corrió a su encuentro, se arrodilló ante él y le preguntó: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para obtener vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre. Él, entonces, le dijo: Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud. Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme. Pero él se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: ¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios! Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: ¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios. Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: Y ¿quién se podrá salvar? Jesús, mirándolos fijamente, dice: Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios. Pedro se puso a decirle: Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Jesús dijo: Yo les aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora, al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. (Marcos 10,17-30)

Referencias bíblicas

– En esto se le acercó uno y le dijo: Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. ¿Cuáles? -le dice él. Y Jesús dijo: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Le dice el joven: Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego sígueme. Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. (Mateo 19,16-2)

– Uno de los principales le preguntó: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna? Le dijo Jesús: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no levantes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre. Él dijo: Todo eso lo he guardado desde mi juventud. Al oírlo, Jesús le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo cuanto tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego, ven y sígueme. Al oír esto, se puso muy triste, porque era muy rico. (Lucas 18,18-23)

– Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Yahvé, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo. (Éxodo 20,12-16)

– Honra a tu padre y a tu madre, como te lo manda Yahvé tu Dios, para que se prolonguen tus días y seas feliz en la tierra que tu Dios te da. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo. (Deuteronomio 5,16-20)

– No explotarás al jornalero humilde y pobre, ya sea uno de tus hermanos o un forastero que residen en tu tierra, en tus ciudades. El mismo día le darás su salario, y el sol no se pondrá sobre esta deuda; porque es pobre, y de ese salario depende su vida. Así no clamará contra ti a Yahvé, y no te cargarás con un pecado. (Deuteronomio 24,14-15)

– Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Se los repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos. Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: Entonces, ¿quién se podrá salvar? Jesús, mirándolos fijamente, dijo: Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible. (Mateo 19,23-26)

– Al verlo, Jesús dijo: ¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de Dios. Los que lo oyeron, dijeron: ¿Y quién se podrá salvar? Respondió: Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. (Lucas 18,24-27)

– Así dice Yahvé Sebaot: Y si en aquellos días esto parece imposible al Resto de este pueblo, ¿también yo he de juzgarlo imposible? -oráculo de Yahvé Sebaot-. Así dice Yahvé Sebaot: Voy a salvar a mi pueblo, a traerlo de oriente, del país donde se pone el sol; voy a traerlos para que moren en medio de Jerusalén. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios con fidelidad y con justicia. (Zacarías 8,6-8)

Comentario

El relato del encuentro de Jesús con el joven rico y la promesa de una recompensa a los seguidores de Jesús constituyen una unidad muy bien integrada en el evangelio de Marcos. Una persona joven quería saber cómo conseguir la vida después de la muerte. Jesús hizo referencia a los mandamientos que protegían al prójimo de la injusticia. Pero, esto ya lo había cumplido ese joven y aspiraba a algo más. La respuesta de Jesús lo dejó perplejo: Si quieres seguirme, da a los pobres todo lo que tienes y Dios será tu tesoro. Esta promesa no logró convencer al joven, ya que al parecer tenía muchos bienes. Jesús aprovechó de referirse a las dificultades que significaban las riquezas para conseguir la vida plena. La exagerada comparación del camello y del ojo de la aguja, apunta a que se trataba de un peligro real y que debía ser tomado en serio. Las riquezas, incluso las obtenidas con trabajo y esfuerzo, podían generar la seguridad de poder obtener con ellas todo lo demás. Pero, la vida plena era un regalo gratuito de Dios y no el resultado del esfuerzo humano. Sólo Dios podía cambiar nuestro destino en forma definitiva. Había que dejarse salvar por Dios, acogiendo su gesto amoroso, con gratitud y alegría. Este fue un tema constante de discusión de Jesús con los fariseos, ya que él cuestionaba la imagen de Dios que ellos tenían y la religión que, por consecuencia, ellos practicaban.

Como contrapunto a lo anterior, en el relato se destaca el desprendimiento y la entrega de los discípulos, quienes habían dejado todo para seguir a Jesús. Era verdad, que Jesús les advertía que debían contar con persecuciones en sus vidas, pues los discípulos compartirían el destino de su Maestro. Sin embargo, había una promesa muy concreta para ellos, de recibir cien veces más en el momento presente y en el mundo venidero, la vida eterna. Sería interesante descubrir cómo lo que hemos invertido en el seguimiento de Jesús, se ha transformado en un ciento por ciento de interés positivo en nuestras vidas. El resultado de esta reflexión podría ayudarnos a responder la pregunta por el sentido actual de la fe en Jesús.

P. Sergio Cerna, SVD