Iorana… comienzo así este relato, porque esa la expresión que se utiliza en Rapa Nui, o Isla de Pascua, al momento de saludar o despedirse de alguien.

Comparto con Uds. que, en agosto, a petición del Provincial, Padre Yuventus Kota, SVD, tuve la oportunidad de permanecer en esta parte insular de Chile durante más de tres semanas, con el objetivo de acompañar al P. Francisco Javier de la Jara, SVD, quien permanece en dicha localidad desde principios de este año, concretando la labor de iniciar la misión de la Congregación del Verbo Divino en Rapa Nui.

La vida en esta zona, alejada del continente por más de 3.600 km., es diferente. Sin embargo, para mi resultó una grata experiencia tener la oportunidad de conocer otra cultura y compartir este tiempo con el Padre y con los habitantes de Isla de Pascua, quienes se caracterizan por ser muy amables y hospitalarios.

Durante mi estadía, fui parte de los encuentros católicos y pude visitar algunas familias, quienes habitan en Hanga Roa, único pueblo del lugar en el que se centra la vida civil, social y religiosa.

 La Iglesia Santa Cruz es un centro de reunión cotidiano muy importante en Rapa Nui. En el lugar se celebra misa todos los días a las 19:00 horas, mientras que los domingos se agregan dos horarios: a las 9:00 y 11:00 de la mañana. La primera de ellas se transmite por la radio, y la segunda es grabada en video y emitida el lunes por el canal de televisión local. En esas ceremonias pude escuchar muy bonitos cantos en Rapa Nui, interpretados con mucho ánimo por todos los fieles presentes.

Durante esas semanas pude observar que la fe está muy arraigada en la vida de los habitantes de la isla. Para todos los encuentros, tanto oficiales como familiares, se invita al sacerdote para pedir su bendición inicial. Ejemplo de ello fue lo que sucedió el 15 de agosto, cuando celebramos la Fiesta de la Asunción de la Virgen de Rapa Nui. De acuerdo a la tradición, algunas familias preparan un curanto para compartirlo con los lugareños y turistas, pero la actividad no inicia sin la bendición del representante de la Iglesia.

Además de participar en la pastoral, también ayudé al P. Francisco Javier de la Jara, SVD a convertir la casa parroquial en un lugar más cómodo y acogedor, listo para recibir a los hermanos que llegarán hasta ese hermoso destino en el futuro.

Para concluir, debo expresar que para mí resultó muy provechosa y grata mi permanencia en Isla de Pascua, por lo que sólo tengo palabras de agradecimiento para sus habitantes, el P. Francisco Javier de la Jara, SVD y Dios y la Virgen por haberme permitido ser parte de la misión de este modo.

P. Jorge Dolny, SVD