Frater Julio Japa, SVD

Seminarista del Verbo Divino

Considero la vida un regalo, una gran bendición, al igual que mi vocación como religioso de la Congregación del Verbo Divino. Es por ello que agradezco al Señor su bondad por haberme elegido para ser un misionero.

Debido a mi creencia y fe, permanecí en Chile durante 2 años como parte del proceso de formación, el que se denomina “Año pastoral”. Como es evidente, lo primero que debí hacer fue aprender el idioma, labor a la que me aboqué durante 5 meses.

Una vez concluido dicho periodo, el Padre Yuventus Kota, SVD, consideró pertinente que continuara mi proceso de aprendizaje y práctica en la Parroquia Santiago Apóstol, que se ubica en un sector muy poblado de la ciudad de Los Ángeles, región del Biobío, lugar en el que permanecí entre enero y julio de 2023.

Antes de iniciar esta importante etapa, me preocupaba el cómo lograría expresarme y comunicarme correctamente con los fieles del lugar, pero, por otro lado, primó mi optimismo, y confié en los conocimientos que constantemente había estado adquiriendo.

En agosto de 2023, regresé a Santiago para proseguir con mi proceso de formación. En ese contexto, fui enviado a la Parroquia San José Obrero de Rancagua, con el fin de continuar el programa Año pastoral durante 4 meses. Luego de esto, puedo concluir que, generalmente, la vida junto a una parroquia se caracteriza por ser maravillosa e increíble.

En esta oportunidad quiero compartir mi reflexión sobre estos 2 años que permanecí en Chile. Para comenzar, me voy a referir a la vida comunitaria. Particularmente, siento gran felicidad por haber conocido y compartido con mis hermanos, con quienes coincidimos en el destino. Sin duda, aprendí mucho de ellos y de sus testimonios de vida. Por ejemplo, llevo conmigo la lección de escuchar atentamente cuando se establece un diálogo con otra persona. Por otra parte, también rescato las tareas que me eran asignadas, tales como servir a los fieles en la oficina parroquial, archivar los recibos de compras, y labores cotidianas en la casa.

En segundo lugar, destaco la vida pastoral. En ese contexto, participé activamente en los grupos de catequesis y JUPAC. También, en el grupo de juvenil, ESCOGE, y el grupo solidario, que tiene, entre sus principales labores, la misión de repartir comida a la gente en situación de calle.

Pero debo ser sincero. Mi estadía en Chile no estuvo exenta de dificultades, las que se centraban, principalmente, en el idioma, la cultura y el estilo de vida la gente. Por ello, ponía especial empeño en lograr un sincero acercamiento con todos, lo que creo conseguía manteniendo una buena comunicación, basada en escuchar atentamente lo que querían expresar.

Hoy me siento feliz de haber sido parte de las parroquias que anteriormente mencioné, y muy agradecido por todas las experiencias vividas en Chile. Sin duda, de cada una de ellas puedo distinguir una enseñanza que me permite estar muy contento por todo lo que tengo, y mi espíritu solidario con el prójimo está aún más reforzado.

Por otra parte, me emociona recordar las especiales características de los fieles de las parroquias, quienes, de algún modo, se convirtieron en mis padres, hermanos y compañeros. Destaco lo compasivo, simpáticos y amables que siempre fueron.

Por último, quiero expresar que estas vivencias resultaron ser grades oportunidades para ejercer mi ministerio vocacional, por lo que, nuevamente, agradezco de corazón a Dios por esta historia tan impecable. Ojalá pronto me pueda otorgar una nueva oportunidad para escribir nuevos capítulos en mi vida, cumpliendo la misión encomendada.