Domingo 17° durante el año: 30 de julio 2023

Nueva reflexión sobre el Evangelio dominical de nuestro especial bíblico

El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel. También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra. También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Han entendido todo esto? Le dicen: Sí. Y él les dijo: Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de su arca cosas nuevas y cosas viejas. (Mateo 13,44-52)

Referencias bíblicas

– Le dice el joven: Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego sígueme. Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. (Mateo 19,20-21)

– Mientras iban caminando, uno le dijo: Te seguiré adondequiera que vayas. Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza. A otro dijo: Sígueme. Él respondió: Déjame ir primero a enterrar a mi padre. Le respondió: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios. También otro le dijo: Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa. Le dijo Jesús: Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios. (Lucas 9,57-62)

– Hijo mío, si aceptas mis palabras y retienes mis mandatos, prestando atención a la sabiduría y abriendo tu mente a la prudencia; si invocas a la inteligencia y llamas a la prudencia; si la buscas como al dinero y la rastreas como a un tesoro, entonces comprenderás el temor de Yahvé y encontrarás el conocimiento de Dios. (Proverbios 2,1-5)

– Sabiduría escondida y tesoro oculto, ¿para qué sirven? Más vale el que oculta su necedad

que el que oculta su sabiduría. (Sabiduría 20,30-31)

– El comienzo de la sabiduría está en adquirirla y obtener inteligencia con toda tu fortuna. (Proverbios 4,7)

– Lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo. Más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas y las tengo por basura para ganar a Cristo. (Filipenses 3,7-8)

– Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: Vengan conmigo, y los haré pescadores de hombres. Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. (Mateo 4,18-20)

– Vayan, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encuentren, invítenlos a la boda. Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales. (Mateo 22,9-10)

– A sus orillas vendrán los pescadores; desde Engadí hasta Enegláin se tenderán redes. Los peces serán de la misma especie que los peces del mar Grande y muy numerosos. (Ezequiel 47,10)

– Tratas a los hombres como a peces del mar, como a reptiles que no tienen amo. A todos los pesca con anzuelo, los apresa en su red, los recoge en su copo. Por eso se alegra y regocija, por eso sacrifica a su red y ofrece incienso a su copo, pues por ellos abunda su presa, su comida es suculenta. Por eso vacía su red sin cesar, matando naciones sin piedad. (Habacuc 1,14-17)

– La siega es el fin del mundo y los segadores son los ángeles. (Mateo 13,39)

– Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. (Mateo 25,31-32)

– Pero no será así con los malvados. Serán como tamo impulsado por el viento. No se sostendrán los malvados en el juicio, ni los pecadores en la reunión de los justos. (Salmo 1,4-5)

– Y les digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes. (Mateo 8,11-12)

– Y aquél que no se postre y la adore será inmediatamente arrojado a un horno de fuego abrasador. (Daniel 3,6)

– Y les dice: ¿No entienden esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderán todas las parábolas? (Marcos 4,13)

– Por eso, he aquí que yo envío a ustedes profetas, sabios y escribas: a unos los matarán y los crucificarán, a otros los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de ciudad en ciudad. (Mateo 23,34)

– El hombre bueno, del buen tesoro saca cosas buenas y el hombre malo, del tesoro malo saca cosas malas. (Mateo 12,35)

– En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. (Mateo 20,1)

– Escuchen otra parábola. Un propietario plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó. (Mateo 21,33)

– Yo me volveré hacia ustedes. Los haré fecundos, los multiplicaré y mantendré mi alianza con ustedes. Comerán de la cosecha añeja y tendrán que tirar la añeja para dar cabida a la nueva. (Levítico 26,10)

Comentario

El texto contiene las tres últimas parábolas del discurso parabólico del evangelio de Mateo (13,1-52). A pesar de que en las parábolas del evangelio existe una gran variedad y diversidad, ellas tienen un estilo propio y características distintivas que conviene tener presente. Las parábolas están tomadas habitualmente de las experiencias de la vida diaria que eran muy conocidas por los auditores. Al establecer una comparación entre esas experiencias y el reino de los cielos, se trataba de que los oyentes descubrieran esta nueva realidad inserta en el contexto concreto de sus vidas. Con la sola excepción del pobre Lázaro (Lucas16,20), los personajes de las parábolas no aparecen identificados con un nombre, sino tan solo por la función que cumplen en el relato; esto les da un significado y una vigencia mucho más amplia. Normalmente el número de personajes es bastante reducido y está condicionado por el relato. Con frecuencia, hay dos personajes principales que son presentados en oposición, el uno frente al otro. La comparación establecida en la parábola tiene un desarrollo dramático que culmina en el desenlace final del relato. Hay veces que se utiliza el recurso del diálogo entre dos personas, para enriquecer la narración; su culminación aparece también en la parte final del relato. El mensaje de las parábolas es bastante sencillo y se deduce de la breve acción descrita en el relato.

El texto del evangelio consta de cuatro partes: tres parábolas y una conclusión. Las dos primeras parábolas hay que leerlas juntas, tal como había que hacerlo con las parábolas de la semilla de mostaza y de la levadura. 1. El tesoro (13,44).Un hombre encuentra por casualidad un tesoro escondido en el campo; se siente feliz, vende todo y compra el campo. El Reino de los cielos está presente en el mundo y en la vida, y es allí donde se le puede encontrar. Su valor supera todo lo imaginable y por eso vale la pena invertir en él. 2. La perla (13,45-46).Un mercader anda en búsqueda de perlas finas y encuentra una de gran valor. Invierte en ella todo lo que tiene. El Reino de los cielos supera con creces el valor de todo lo que podemos llegar a poseer, por eso vale la pena invertir en él. 3. La red (13,47-50).La tercera parábola es diferente, pues está relacionada con la pesca con una red, que recoge toda clase de peces que deben ser separados. La expresión Así sucederá al fin del mundo, está claramente indicando el juicio que habrá al final de los tiempos. En un lenguaje típicamente apocalíptico se describe la situación que se producirá. 4. Conclusión (13,51-52).A la pregunta de Jesús si habían entendido el mensaje de las parábolas, los discípulos responden con un simple: Sí. El texto termina con una breve parábola presentada como una sentencia de sabiduría: Todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de su arca cosas nuevas y cosas viejas. Los discípulos que habían entendido el mensaje debían ser capaces de integrar lo ya conocido de la experiencia con lo nuevo de la vida que estaba por ser descubierto, y considerarlo todo a la luz del reino de Dios anunciado por Jesús.

P. Sergio Cerna, SVD