Después de permanecer durante 37 años en Chile cumpliendo con su labor misionera de compartir el amor de Dios con todo el pueblo, la hermana Cristina Hoar, de la Congregación Misioneras Siervas del Espíritu Santo, decidió regresar a Indonesia, su provincia de origen. La religiosa llegó a nuestro país el 15 de julio de 1986, y de acuerdo a sus propias palabras, arribó aquí con el objetivo de devolver la mano a Chile, por todo el trabajo que en 1964 realizó en Timor, Indonesia, el P. Enrique Sieben, SVD, sacerdote chileno.
Durante su larga estadía en nuestro país, desarrolló su labor misionera en distintos ámbitos. A continuación, detallamos algunos hitos:
Entre 2004 y 2007, se desempeñó como Coordinadora en la Casa Provincial. Posteriormente, participó en la Pastoral del Colegio El Monte, iniciando esa labor el 2008, culminando el 2018. A continuación, se integró a la Pastoral Parroquial en Alto del Carmen, lugar en el permaneció 17 años, para luego también participar en Salamanca; y en la Parroquia Santo Tomás Apóstol de Choapa; y El Tambo, entre el 2019 y 2022.
Otras de sus labores fueron en la Coordinación de Justicia, Paz e integridad de la Creación (JUPIC) en la Provincial SSpS, desde 1996 a 2020; y en CONFERRE Nacional durante 3 años, (2007 a 2010); además de Coordinadora en la Casa Provincial Tomás Moro entre 2004 y 2007.
Hacia el año 2000 tuvo lugar uno de los episodios que sería más controversial en la vida de la religiosa. En esa época, comenzó a gestarse la idea de concretar el Proyecto Pascua Lama a cargo de la empresa minera Barrick Gold, con sede en Toronto, Canadá, que consistía en explotar una mina a cielo abierto, de la que se extraería oro, plata, cobre y otros minerales. Por ese motivo, debían presentar un Estudio de Impacto Ambiental al gobierno de turno, y a los habitantes de la localidad de Alto del Carmen, pues la comunidad debía estar en conocimiento de las consecuencias que tendría esta obra que se realizaría en la cordillera, a más de 4 mil metros de altura.
En ese contexto, Barrick Gold comenzó a relacionarse en términos amistosos con las instituciones de la comuna, entre ellas, la Municipalidad, la Iglesia, y los servicios de salud, entre otros. En dichos lugares, presentó ofertas de trabajo, y con especial énfasis, detalló todos los beneficios que la obra traería para la comunidad. Ejemplo de ello, fue el ofrecimiento planteado a la Parroquia de cooperar con la construcción de un internado para niñas, y mejorar las instalaciones eléctricas del lugar. Pero, de acuerdo al relato de la Hermana Cristina Hoar, “nuestra respuesta siempre fue negativa. Rechazamos todas las ofertas que nos hicieron”.
No obstante, la religiosa precisa que sí accedieron con gusto a una petición del Gerente general: ir al campamento a celebrar la Eucaristía una vez al mes. Sin embargo, dicha alianza no prosperaría. La Hermana detalla que “nuestra participación duró sólo 1 año. Dejamos de ir cuando me di cuenta que ellos no cumplían sus promesas. Por ejemplo, dijeron a los campesinos que comprarían sus productos (verduras, frutas), y no lo hicieron. Tampoco cumplieron con el ofrecimiento de trabajo a los jóvenes de las comunidades cercanas al lugar de la faena, ni le dieron importancia al hecho de que yo misma me preocupé de llevarlos a estudiar a una escuela de capacitación laboral. Por todo eso, perdí la confianza en ellos”.
En medio de esa situación, la empresa presentó su Estudio de Impacto ambiental. “Nos quedamos con una copia, y decidimos tomarnos un tiempo para conocer y saber más sobre el proyecto. Nos llamó la atención que había varios puntos que no eran coherentes”. Fue en ese momento de análisis y dudas, cuando se presentaron 3 universitarios a solicitar a la Hermana que ayudara a evitar la puesta en marcha de la obra. “En un principio respondí que eso no me correspondía, porque soy misionera, y mi tarea es anunciar las Gracias de Dios para la gente.
Pero ellos argumentaron que en este caso sí nos corresponde acompañar a quienes están siendo amenazados de perder su salud a causa de la contaminación del medio ambiente; o de perder sus tierras, porque la empresa las compra y /o las contamina; además, nos hicieron ver que también tenemos el deber de decir algo cuando traen nuevas culturas, qué más bien dividen la gente en lugar de unir. Fue así como me detuve a escuchar y observar mi entorno, y el modo en que operaba la empresa. Y luego de esa reflexión, responsablemente comencé a presentar al pueblo, a las comunidades cristianas y también a los agentes pastorales, todos aquellos puntos que consideraba negativos,” explica.
En la actualidad, la Corte Suprema de Chile ratificó el cierre definitivo del proyecto, por incumplimientos ambientales. Mientras que la Hermana Cristina Hoar, SSpS, regresa a Indonesia con todo el amor y gratitud del pueblo de Chile, cuyos habitantes agradecen su entrega, trabajo y compromiso constante.