Migrantes en la Frontera: Arica-Tacna

3 de mayo de 2023

1. En la fiesta litúrgica de la San Cruz, mis primeras palabras son un saludo solidario y fraterno para los migrantes venezolanos, haitianos, colombianos y de otras nacionalidades, adultos y muchos niños y niñas, que se encuentran en la frontera norte de Chile, desde hace varios días. Es cierto que no tienen documentos de identificación, pero si tienen algo esencial: su dignidad de personas. Su vida es sagrada como la de todos, y tal condición reclama un respetuoso y buen trato.

2. Me uno a la declaración que los obispos de las diócesis de San Marcos de Arica, y de Tacna y Moquegua, publicada el 29 de abril de 2023, que como pastores de las Iglesias de frontera desean fraternalmente dirigirse a las autoridades y comunidad en general, con motivo de la situación que se está viviendo en la frontera de Perú y Chile. Ellos ponen de relieve la crisis humanitaria que se está viviendo allí, e invitan a las autoridades a realizar los mejores esfuerzos diplomáticos para encontrar una solución a la brevedad posible. “Los pobres no pueden esperar”: (Juan Pablo II, Santiago 3 de abril de 1987); Carta pastoral del Arzobispo de Santiago, Mons. Carlos Oviedo Cavada, acerca de la pobreza:24 de septiembre de 1992)

3. Las autoridades políticas de los países involucrados han hecho declaraciones acusándose mutuamente por la responsabilidad que le cabe a cada uno en esta crisis. Pero lo cierto es que los países, incluyendo Chile, tienen leyes de migración deficientes y tienden a criminalizar el movimiento migratorio, por causa de actitudes y comportamiento de algunos migrantes. Denigrar la migración refiriéndose a ella como ilegal es desconocer que la humanidad, en su devenir diario, está en continuo movimiento. En el Mensaje del comité permanente de la Conferencia Episcopal de Chile decíamos: “La migración no debe ser vista como una amenaza sino como una oportunidad para construir un futuro de paz”. (Prot. CECh Nº166 / 2021)

4. La Iglesia Católica en Chile y, en particular nuestra Diócesis de Iquique, desde su Pastoral social y de la vida pastoral de las Parroquias, y otras iglesias, además de atender los momentos de emergencia, como lo estamos haciendo desde el primer día en el pueblo de Colchanes y en otras localidades y caleta Lobito, asistimos espiritual y materialmente a los migrantes; somos la Iglesia que día a día camina compasivamente con los pobres y necesitados, con los migrantes y refugiados, acogiéndolos, colaborando con la autoridad civil, y promoviendo su integración en la sociedad. Tal compromiso también ha quedado de manifiesto con la presencia de las Diócesis de Arica y Tacna en estos días en la frontera.

5. Invito a las autoridades políticas, diplomáticas y organizaciones sociales de los países involucrados a realizar todos los mejores y adecuados esfuerzos, para dar lo antes posible una solución humanitaria y digna a todos los migrantes que se encuentran en la frontera. Qué destraben tal situación antes que se vuelva más grave con aumento de los niveles de violencia, y que por lo demás, es un problema provocado por decisiones políticas inadecuadas.

6. Insisto en que, la solución a todo problema social solo será posible si se reconoce y respeta la dignidad de cada persona, pues este es un valor irrenunciable que no puede estar nunca en juego a la hora de solucionar problemas. Expresamos nuestro dolor por lo que viven y rechazamos todo acto de violencia perpetrados por algunos migrantes. Confío que las autoridades de los países involucrados estarán a la altura de las circunstancias.

Que el Señor Jesús, Resucitado, bendiga el diálogo entre los países, para escuchar mejor los gritos en la frontera que suben a Dios y que interpelan a los gobiernos. Qué los migrantes estén en el centro del discernimiento y de las decisiones políticas que correspondan al buen trato y una solución humana que cuida el bien común.

+Isauro Covili Linfati, OFM

Obispo de Iquique