El obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera Soto, presidió la misa en la comunidad Espíritu Santo de Manzanal. Posteriormente, los restos del padre fueron trasladados a Santiago.
Entre aplausos y expresiones de cariño, como “te queremos padre Manuel” fue despedido el padre Manuel Bahl SVD, quien partió a la casa del Padre el domingo 10 de abril. Sus restos mortales fueron despedidos ayer en una misa presidida por el obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera Soto; el Superior Provincial, P. Yuventus Kota SVD; y el párroco de la Parroquia San José Obrero, P. Casimiro Martínez, acompañado de sacerdotes, religiosos, religiosas, diáconos, autoridades civiles y los fieles, que llegaron hasta la capilla Espíritu Santo de la población Manzanal de Rancagua.
En la oportunidad, el obispo Vera destacó del padre Manuel, a quien pudo conocer y compartir en algunas ocasiones. Al respecto resaltó «su personalidad positiva, siempre queriendo hacer cosas para ayudar a la comunidad, que hoy lo recuerda con tanto cariño”.
Al mismo tiempo, el Superior de la Congregación, padre Yuventus, señaló que “la gente conoció quién es el padre Manuel, un sacerdote obrero, humilde, servicial, caritativo, fraterno, justo; fuiste una voz motivadora y misionera”, señaló y recalcó que “también queremos pedir perdón, porque a veces no comprendimos tu forma de ser como sacerdote verbita, tu estilo de vida como sacerdote obrero, fuiste un hombre muy sincero, quizás nosotros no supimos comprender y apoyarte lo suficiente, perdón hermano Manuel, tu nos enseñaste que lo que importa es la Palabra de Dios, sin importar las condiciones sociales y culturales”.
También el padre Casimiro Martínez al finalizar la misa agradeció a toda la comunidad por el cariño demostrado al padre Manuel, de forma especial a la señora Paulette, quien acompañó y estuvo preocupada del padre durante su enfermedad; y al padre Felipe de la Congregación, quien siempre lo animó, muchas gracias”.
Recuerdos
Durante la misa también dieron su testimonio algunos laicos, quienes destacaron al padre Manuel, como un sacerdote obrero y promotor de la animación bíblica.
Es así como Paullete y su marido Alfonso, quienes conocieron al padre desde que llegó a Rancagua hasta hoy, dijeron que: “como comunidad La Granja lo vimos con botas como un trabajador de la construcción. Quiero agradecer al padre Casimiro, al padre Yuventus y a la comunidad por confiar en nosotros y dejarnos estar en los tiempos difíciles de la enfermedad del padre Manuel”.
Belisario Moreno, por su parte, recordó al padre Manuel «como uno más de nosotros, y mientras trabajábamos nos decía el evangelio y así fue su labor pastoral desde los cimientos, él no sólo era un excelente pastor, era un amigo, un mediador, él nos enseñó cómo se lee la palabra de Dios”.
Mónica Cárdenas, secretaria parroquial de la comunidad Rancagua Sur, enfatizó que “el padre Manuel nos enseñó la fraternidad y la palabra de Dios y que me llevó a formar un grupo bíblico por 17 años. Gracias padre Manuel por habernos enseñado la Biblia”.
Claudia Aceituno habló en representación de su abuela, quien creó la Legión de María motivada por el padre Manuel, el año 1978; lo recuerdo como un ser de luz, con una sonrisa muy afable, con pantalones empolvados porque recién había dejado la pala, él daba lecciones de vida además de lecciones bíblicas”. Por su parte, Gabriela Duarte lo destacó “como un constructor de fe”
Finalmente, el alcalde Juan Ramón Godoy dijo que “la vida del padre Manuel deja testimonio” y anunció que la plaza de la población Granja llevará el nombre del padre Manuel Bahl, como lo habían solicitado los vecinos del sector. La autoridad comunal también recordó que hace poco le fue entregada al padre Manuel la medalla Santa Cruz de Triana, que es la máxima condecoración que entrega el Concejo Municipal.
El padre Manuel fue despedido con aplausos y expresiones de cariño. Posteriormente, su cuerpo fue trasladado al Cementerio Parque El Prado de La Florida, en Santiago, donde descansa junto a otros cohermanos.