*Por: Rodrigo Gutiérrez

Gabriela Mistral, seudónimo de Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, fue una poeta, profesora y diplomática chilena.  Nació en Vicuña el  07 de abril de 1889 y falleció en Nueva York el 10 de enero de  1957 a la edad de 67 años.

         En su vida fue reconocida con  un gran número de premios y distinciones,  siendo el más importante el Premio Nobel de Literatura recibido el 10 de diciembre de 1945. En su discurso hizo eco de “ser la voz directa de los poetas de su raza y la voz indirecta de las lenguas española y portuguesa”, lenguas importantes para “humanizar la humanidad”. Gabriela Mistral fue la primera mujer iberoamericana y la segunda persona latinoamericana en recibir tan importante galardón.

         Nació en el seno de una familia de recursos modestos.  Durante su infancia recorrió varias localidades del Valle del Elqui junto a su familia. Entre los tres y nueve años vivió en un pueblo  llamado “Montegrande”. Esta localidad fue considerada por Gabriela como su pueblo natal y solicitó que allí se le diera sepultura el día de su muerte. Hoy descansa en Montegrande.

         Su origen modesto no le permitió estudiar para maestra debido a que  no contaba con el  dinero para ello. Sin embargo, gracias a su esfuerzo y dedicación, en 1904 desempeñó la labor de profesora ayudante en la escuela Compañía Baja de La Serena. A partir de 1908 trabajó como maestra en las escuelas  La Cantera y Los Cerrillos, establecimientos ubicados cerca de Ovalle. Trató de ingresar a una escuela normal, pero no fue aceptada por prejuicios religiosos.

 El año 1910 convalidó sus conocimientos ante la Escuela Normal N° 1 de Santiago y obtuvo el título de “Profesora de Estado”.  Con este título pudo ejercer la docencia en el segundario.

El haber  obtenido el título de profesora de Estado mediante la  convalidación de  sus conocimientos y experiencia le trajo más de un problema con sus colegas porque ellos consideraban que el título de profesora se le había otorgado sin haber concurrido al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.

 Gabriela Mistral trabajó en distintos establecimientos a lo largo del país (Traiguén, Antofagasta, La Serena, Los Andes,  Punta Arenas, Temuco, Santiago).  Fue Directora del Liceo de Niñas de Punta Arenas y del Liceo de Niñas de Temuco. Posteriormente, por medio de un concurso, ocupó el cargo  de Directora del Liceo N° 6 de Santiago, los profesores del establecimiento no la recibieron de la mejor manera debido a que le reprochaban su falta de estudios profesionales. Esta situación ya la había vivido con anterioridad.  La humanidad es algo que hay que humanizar.

         La educación era para ella algo primordial, llevar educación  a todos los rincones del país fue algo por lo que siempre luchó. No solo educación, sino una educación de trascendencia y llevarla a  niños y niñas a los que la educación  les  era más bien esquiva o difícil de obtener. Fue una tarea  ardua y difícil, pero supo sortear con creces este desafío.  Muchas de sus frases reflejan este ideario que inspiró su vida: “La educación es, tal vez, la forma más alta de buscar a Dios”, “El futuro de los niños es siempre hoy, mañana será tarde”, “Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra”.

También le pertenece la frase: “La humanidad es todavía algo que hay que humanizar”. Frase fundada en la educación, en la cultura, en lo ético y en lo moral.

*Sobre el autor:

Rodrigo Gutiérrez  Saavedra es profesor de Lenguaje y Comunicación del Liceo Alemán del Verbo Divino de Los Ángeles con 30 años  de servicio en el establecimiento.