*Por: P. Ronald Aming’a SVD

María Francisca Teresa, quien llevó el nombre de Santa Teresita del Niño Jesús o de Lisieux, nació el 2 de Enero de 1873 en Francia de un matrimonio santo compuesto por Louis Martin y Zelie Guérin. Teresita del niño Jesús ingresó al convento muy joven (a los quince años) con el permiso del Papa León XIII. En cumplimiento con su deber religioso, oraba con un inmenso fervor por los sacerdotes y los misioneros en el mundo entero. Debido a esto, tras su muerte fue nombrada como patrona de las misiones, aunque nunca había salido de su convento.

 En su autobiografía se encuentran los artículos espiritualmente edificantes que escribió, por ejemplo: ‘Para mí, orar consiste en elevar el corazón, en levantar los ojos al cielo, en manifestar mi gratitud y mi amor; lo mismo en el gozo que en la prueba.’

Por su vida, Santa Teresita del niño Jesús nos enseña un camino para llegar a Dios: el camino de la sencillez del alma. Eso es hacer por amor a Dios nuestras labores de todos los días con detalles de amor con todos los que nos rodean.

 La filosofía de vida de Santa Teresa del niño Jesús se contiene en lo que decía: “Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra, viviendo el secreto de reconocer nuestra pequeñez ante Dios, nuestro Padre. Tener una actitud de niño al amar a Dios con simplicidad, con confianza absoluta, con humildad en el servicio a los demás.’ Esto es lo que ella llama su “caminito.” Es el camino de la infancia espiritual, un camino de confianza y entrega absoluta a Dios.

Que durante este mes de las misiones aprendamos de las virtudes de Santa Teresa del niño Jesús para poder servir a los demás con paciencia, aceptación, amor y perfección viendo en ellos a Jesús.

Oración

Virgen María y Santa Teresita, ayúdennos a tener más amor a Dios para servir mejor a los que nos rodean.  Amén.