Rodolfo Arriagada Alcaman (65) es diácono permanente en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Quepe, en la región de La Araucanía. Desde muy joven comenzó a colaborar en la Iglesia local asumiendo diversos encargos pastorales, como por ejemplo, el oficio de catequista.

Esa vocación y compromiso lo condujeron a abrazar la vida consagrada, motivado por el interés de servir plenamente a Dios y al Pueblo de Dios. Claro está que –y él mismo lo reconoce- en esa decisión también influyó el apoyo de algunos referentes pastorales, entre ellos un sacerdote verbita, que lo animaron a perseverar en el servicio.

Don Rodolfo, además tuvo el testimonio de otros familiares  que  optaron por consagrar sus vidas;  es el caso de su tío Severiano Alcaman, sacerdote capuchino, conocido religioso de La Araucanía.

Recibió la ordenación diaconal de manos de monseñor Francisco Javier Stegmeier, obispo de Villarrica, el 15 de agosto del 2014 en la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María. El escenario de su consagración fue el Santuario Nuestra Señora del Tránsito de Metrenco en compañía de una multitudinaria concurrencia de fieles –que como cada año- concurre a venerar a la madre de Jesús en aquel emblemático lugar de piedad popular.

A través de una entrevista escrita y desde el sur de Chile, don Rodolfo Arriagada compartió con nosotros su testimonio de fe.

¿Cómo surgió su vocación por el diaconado?

Empecé a trabajar en la Iglesia como catequista,  realizando esa labor por alrededor de 30 años y fue el padre Roberto Díaz,  misionero del Verbo Divino, quien me sugirió comenzar el proceso de diaconado.

¿De qué manera ha vivido su ministerio?

Continuando el trabajo de Evangelización en la Iglesia, prestando innumerables servicios  y compatibilizando mis tiempos con mi trabajo formal.

¿Cuál es, según su perspectiva, la misión principal  de todo diácono?

Considero que el diaconado es entregarse plenamente al servicio de las personas y particularmente, apoyando al sacerdote en los quehaceres de la Parroquia.

En su caso, ¿qué funciones particulares realiza en su comunidad?

Realizo Liturgias, funerales, visita a los enfermos en casa y hospital. También apoyo a parroquias cercanas, apoyo en la pastoral de la Parroquia y en labores administrativas. Otra de mis tareas es la realización de misiones con los jóvenes casa por casa.

Usted ejerce el servicio en una Parroquia del Verbo Divino ¿cómo ha influido en su vida y en su ministerio la pertenencia a la comunidad verbita?

Para mí ha sido una influencia positiva, sobre todo al experimentar con personas, en este caso sacerdotes de varias partes del mundo.  Así uno se da cuenta que la Iglesia en cualquier parte es una sola.

¿Qué lo anima a continuar sirviendo en la iglesia?

Me motiva ver que la Iglesia es unida, apoya a las personas con necesidades espirituales y materiales en los momentos más difíciles para así poder entregar un mensaje de esperanza y de amor al prójimo.

Vivimos en tiempos de crisis  y actualmente la pandemia afecta a muchos hermanos en Chile y el mundo ¿Cómo cree que debemos enfrentar estas realidades?

Lo primero, actuar con responsabilidad respetando el protocolo de la autoridad sanitaria, luego mirando las necesidades y buscando las estrategias para poder ayudarlos, incluso a los que piensen distinto a nosotros.

Finalmente, ¿Qué mensaje brinda a la familia verbita?

Que confíen en la Palabra del Señor y perseveren en la entrega del Evangelio a pesar de las dificultades presentes tanto culturales como las propias de la Modernidad. En ustedes se cumple la Palabra del Señor citada por Marcos en el capítulo 16: “Y les dijo, vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Noticia a toda criatura”.